El día que Max Azzarello mató a M. Crosby

En un acto que se ha leído como una demostración de protesta o la consecuencia de una enfermedad mental, Max Azzarello, un joven de 37 años de San Agustín (Florida), se prendió fuego el pasado viernes frente al Tribunal Penal de Manhattan, donde el expresidente Donald Trump se enfrenta a 34 cargos por falsificar registros comerciales relacionados con pagos a la actriz de cine para adultos Stormy Daniels, durante su campaña presidencial de 2016. El acto de Azzarello, que según él pretendía desenmascarar una “estafa totalitaria”, coincidió con la intensa cobertura mediática y el interés del público en torno al juicio.




El incidente y la respuesta inmediata

En una animada tarde de viernes, los alrededores del Tribunal Penal de Manhattan bullían de actividad mientras continuaba la selección del jurado en el juicio de alto perfil contra el expresidente Donald Trump. Fue durante este tenso telón de fondo que Max Azzarello, un hombre de 37 años de San Agustín, Florida, se prendió fuego en un área de protesta designada justo enfrente del tribunal.

Azzarello había acudido preparado con panfletos y un cartel, este último con un código QR que enlazaba con su boletín Substack titulado “Me he prendido fuego fuera del juicio a Trump”. Según testigos presenciales, entre ellos la periodista Katherine Fung (Newsweek), Azzarello fue visto lanzando panfletos al aire momentos antes de rociarse con un acelerante. Los panfletos esparcidos por el pavimento contenían textos sobre diversas teorías conspirativas, en particular criticando a instituciones como la Universidad de Nueva York y alegando una corrupción gubernamental generalizada.


I have set myself on fire outside the Trump Trial. by M. Crosby

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Cuando Azzarello se envolvió en las llamas, la zona se sumió en el caos. Manifestantes y transeúntes gritaban y huían, mientras un grupo de periodistas y curiosos observaban horrorizados. Los agentes de la policía de Nueva York destacados en las inmediaciones para el juicio reaccionaron con rapidez. Corrieron hacia las llamas con extintores y equipos médicos de emergencia. Los agentes, entrenados para una amplia gama de emergencias, consiguieron extinguir el fuego que envolvía a Azzarello, pero no antes de que sufriera graves quemaduras.

Simultáneamente, acudieron los equipos médicos de emergencia, que prestaron los primeros auxilios y prepararon el traslado urgente. En cuestión de minutos, Azzarello fue trasladado en camilla a una ambulancia y llevado al Centro de Quemados de Cornell, en el Upper East Side, donde fue ingresado en estado crítico. Su actuación conmocionó a los presentes, y el olor del acelerante y de los materiales quemados permaneció en el aire mucho después de que se extinguieran las llamas.

Tras el incidente, el subcomisario de operaciones de la policía de Nueva York, Kaz Daughtry, hizo una declaración pública en la que subrayaba que, a pesar de los inquietantes sucesos, no existía ninguna amenaza para la seguridad pública. Afirmó al público que la policía de Nueva York, junto con sus socios federales, reevaluaría las medidas de seguridad para garantizar la seguridad de todos los implicados en el juicio de alto nivel o en torno a él.


Relato detallado del día del incidente

Ambiente y atmósfera

El día estaba cargado de tensión y expectación, ya que marcaba una fase importante en el juicio de Donald Trump, que había cosechado una amplia cobertura mediática e interés público. La zona del Tribunal Penal de Manhattan bullía de actividad, con personal de los medios de comunicación, agentes del orden, manifestantes y curiosos. La zona de protesta designada frente al tribunal estaba llena de partidarios y detractores del ex presidente, cada grupo con pancartas y coreando consignas.

Llegada y preparación

Max Azzarello llegó al lugar a última hora de la mañana, mezclándose inicialmente con la multitud. Llevaba una mochila llena de panfletos y otros materiales. Los observadores observaron que parecía tranquilo pero concentrado, comprobando de vez en cuando el contenido de su mochila. A medida que avanzaba la mañana, aumentaba la energía de la multitud, que se iba congregando en previsión de los procedimientos judiciales del día.

El acto de protesta

Poco antes de la pausa prevista para el almuerzo, Azzarello se dirigió al centro de la zona de protesta. Empezó a distribuir panfletos en los que exponía sus quejas. El texto contenía advertencias sobre conspiraciones gubernamentales y control totalitario. Tras distribuir estos materiales, desplegó una pancarta con un código QR que remitía a su página Substack y la expuso en un lugar destacado.

Aproximadamente a las 13.35 horas, en una acción inesperada, Azzarello se roció con un acelerante que llevaba consigo. Antes de que los espectadores pudieran comprender lo que estaba ocurriendo, prendió fuego al acelerante y se inmoló. El caos se apoderó de las inmediaciones: algunas personas gritaban y huían, mientras que otras, entre las que se encontraban transeúntes y periodistas que actuaron con rapidez, se abalanzaron sobre él para intentar ayudarle.

Respuesta de emergencia

La respuesta de las fuerzas del orden y de los servicios de emergencia fue rápida y coordinada. Los agentes de la policía de Nueva York que se encontraban en el lugar se acercaron rápidamente a Azzarello y utilizaron extintores para sofocar las llamas. Los paramédicos llegaron en cuestión de minutos y le administraron los primeros auxilios antes de trasladarlo al Centro de Quemados de Cornell. La profesionalidad y la rapidez de actuación de los intervinientes fueron decisivas para controlar la situación y evitar más daños a los transeúntes.

Impacto en el juicio y sus alrededores

El incidente provocó una breve suspensión del juicio mientras las autoridades garantizaban la seguridad del tribunal y sus alrededores. La conmoción causada por el suceso se extendió entre la multitud y el público en general, creando un ambiente sombrío en un entorno político muy cargado. Se reforzaron las medidas de seguridad en torno al tribunal y se intensificó el escrutinio de las personas que entraban y salían de la zona.




Reacción de los medios de comunicación y del público

La cobertura mediática fue inmediata y generalizada, con informes y actualizaciones en directo que inundaron los canales de noticias y las redes sociales. El espectáculo del acto, junto con el momento y el lugar en que se produjo, atrajo la atención nacional e internacional, suscitando debates sobre la naturaleza de las protestas, los problemas de salud mental y la seguridad en los actos públicos.


Manifiesto de Azzarello

Antes de prenderse fuego Max Azzarello distribuyó un manifiesto —publicado también en su página de Substack, “The Ponzi Papers”— bajo el título “The True History of the World (Haunted Carnival Edition)”, en el que Azzarello esbozaba sus motivaciones y los fundamentos de su acción extrema.


The True History of the World (Haunted Carnival Edition) by M. Crosby

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Temas centrales del manifiesto

Control totalitario y conspiraciones globales

Los escritos de Azzarello expresaban su convicción de que los gobiernos del mundo, en connivencia con élites y corporaciones de alto nivel, están orquestando una toma totalitaria del poder disfrazada de gobierno democrático. Describió esta supuesta conspiración como un “golpe fascista mundial”, sugiriendo que se ha tejido una intrincada red de mentiras y manipulaciones para engañar al público y consolidar el poder en manos de unos pocos.

Esquemas Ponzi y manipulación económica

Una parte importante del manifiesto se centró en los sistemas económicos, en particular las criptomonedas y la banca tradicional, que Azzarello describió como “esquemas Ponzi de varios billones de dólares”. Sostuvo que estos mecanismos financieros son herramientas diseñadas para desviar la riqueza de los muchos a la élite, perpetuando las disparidades económicas y fomentando la dependencia de las instituciones financieras corruptas.

Kayfabe político

Estableciendo una analogía con la lucha libre profesional, en la que los conflictos entre los personajes se escenifican para el entretenimiento, Azzarello afirmó que la aparente división entre los principales partidos políticos en Estados Unidos, especialmente destacada durante las administraciones presidenciales de Bill Clinton a Donald Trump, es totalmente fabricada. Según él, este “kayfabe” sirve para distraer al público del verdadero funcionamiento del poder.

Corrupción institucional

Amplió su crítica para incluir a las instituciones educativas, apuntando en particular a la Universidad de Nueva York, a la que etiquetó en sus folletos como parte de una red más amplia implicada en las supuestas conspiraciones. Sugirió que estas instituciones desempeñan un papel importante en el mantenimiento del statu quo adoctrinando a los estudiantes para que acepten y perpetúen estos sistemas de control.




Implicaciones y reacciones

El manifiesto de Azzarello es una representación de una visión del mundo dominada por la sospecha y el sentimiento de traición. Las detalladas acusaciones y la amplitud de la conspiración que describió reflejan una profunda desconfianza en cualquier forma de autoridad establecida, a la que consideraba cómplice de un engaño global.

Aunque muchos tachan sus afirmaciones de fantasiosas teorías conspirativas, su manifiesto también resuena en ciertos segmentos de la población desilusionados con las instituciones políticas y financieras. El documento invita a los lectores a emprender sus propias investigaciones sobre sus afirmaciones, instándoles a descubrir lo que él cree que son las verdades ocultas tras las estructuras sociales.


Antecedentes y motivaciones de Max Azzarello

Trayectoria educativa y profesional

Las trayectorias intelectual y profesional de Max Azzarello estuvieron marcadas por logros y transiciones considerables, lo que permite comprender la evolución de sus perspectivas. Realizó sus estudios universitarios en la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, entre 2005 y 2009, donde empezó a interesarse por los análisis sistémicos y la justicia social. Sus actividades académicas continuaron en la Universidad de Rutgers, donde obtuvo un máster en Planificación Urbana y Regional, entre 2010 y 2012. Este periodo perfeccionó su capacidad analítica y profundizó en su comprensión de los sistemas urbanos y la gobernanza.

Profesionalmente, Azzarello ocupó varios cargos que parecían estar a caballo entre el compromiso con la comunidad y el activismo político. En particular, trabajó en la campaña del representante Ami Bera (D-CA) en 2014, un papel que le expuso a las complejidades de las campañas políticas y las políticas públicas. Más tarde trabajó para organizaciones como OpenTent y Strong Towns, donde se centró en la gestión del crecimiento y el compromiso cívico, reforzando aún más su interés por el cambio sistémico y la planificación comunitaria.

Viaje a las teorías de la conspiración

Con el paso de los años, sus amigos y colaboradores observaron un cambio significativo en el comportamiento y los procesos de pensamiento de Azzarello. Conocido en un principio por su agudo intelecto y su apasionada defensa de políticas equitativas, su atención se fue desplazando gradualmente hacia teorías más radicales y abarcadoras sobre conspiraciones globales y corrupción sistémica. Esta transición pareció acelerarse tras su participación en varios foros en línea y en investigaciones independientes, que parecían confirmar sus sospechas sobre la omnipresente influencia de las élites y los gobiernos en la manipulación de los acontecimientos y las economías mundiales.

Salud mental y aislamiento

A medida que las opiniones de Azzarello se volvían más extremas, sus interacciones sociales disminuían y se aislaba cada vez más. A este aislamiento se unieron signos de problemas de salud mental, que en ocasiones se hicieron evidentes en sus publicaciones en Internet y en sus declaraciones públicas. A pesar de ello, sus allegados recordaban su continua amabilidad e inteligencia, rasgos que hicieron que su acto final resultara aún más chocante para quienes lo conocieron en tiempos mejores.


Motivación de la protesta pública

La decisión de autoinmolarse fue impulsada por el deseo desesperado de Azzarello de alertar a la opinión pública sobre lo que él percibía como amenazas inminentes a la libertad y la justicia en todo el mundo. Su manifiesto y sus declaraciones públicas sugieren que no veía su acto como un acto de desesperación, sino como un sacrificio necesario para despertar a la población. Eligió el telón de fondo del juicio a Trump deliberadamente, con el objetivo de aprovechar la atención mediática que rodeaba el acontecimiento para amplificar su mensaje sobre el supuesto “golpe fascista mundial”.

Reflexiones sobre las creencias personales y la sociedad

Los escritos de Azzarello reflejan una profunda desilusión con los sistemas políticos y económicos que una vez esperó mejorar. Su cambio del compromiso cívico activo a la protesta radical subraya una trágica narrativa sobre el impacto de las creencias profundamente arraigadas en las acciones personales. También plantea cuestiones más amplias sobre cómo la sociedad aborda las preocupaciones de sus miembros más problemáticos al tiempo que equilibra la seguridad pública y los derechos individuales.

Los últimos años de Max Azzarello estuvieron marcados por crecientes problemas legales y visibles problemas de salud mental, que proporcionan un contexto importante para comprender sus drásticas acciones fuera del juicio de Trump. 




Problemas legales y problemas de salud mental de Max Azzarello

Escalada de problemas legales

Los enredos legales de Azzarello comenzaron a acumularse significativamente en los años previos a su autoinmolación. Sus encontronazos con la ley no sólo eran frecuentes, sino también indicativos de su creciente desilusión y angustia. En una semana especialmente reveladora de agosto de 2023, fue detenido tres veces en San Agustín (Florida). Estos incidentes incluyeron un altercado en un hotel en el que Azzarello arrojó un vaso de vino a una pared adornada con el autógrafo de Bill Clinton, causando daños materiales estimados entre 400 y 500 dólares. Otra detención se produjo en circunstancias igualmente provocadoras en el mismo hotel, donde, según los informes, Azzarello hizo mucho ruido y se desnudó parcialmente en público.

Estos episodios culminaron con otra detención por pintarrajear carteles públicos, un claro indicio de su creciente frustración y oposición a los símbolos de la autoridad y el poder. Además, sus enfrentamientos legales se extendieron al sistema judicial federal, donde presentó una amplia demanda contra la Fundación Clinton, junto con otras figuras de alto perfil como Mark Zuckerberg y Sam Bankman-Fried. Azzarello alegó su implicación en una trama fraudulenta de décadas de duración, aunque esta demanda se desvaneció después de que no pudiera probar sus afirmaciones, lo que dio lugar a su desestimación en octubre.

Deterioro de la salud mental

Paralelamente a sus dificultades legales, la salud mental de Azzarello sufrió un evidente deterioro. Sus allegados, entre ellos un antiguo casero y amigos de toda la vida, observaron un cambio significativo en su comportamiento y su forma de pensar. Aunque en un principio se le consideraba una persona inteligente y afable, con el tiempo se fue dejando llevar cada vez más por teorías conspirativas y una desconfianza general hacia la autoridad. Sus actividades en las redes sociales y sus interacciones personales reflejaban a un hombre profundamente enredado en sus propias teorías sobre conspiraciones globales, mostrando signos clásicos de paranoia y aislamiento social.

Su estado mental, cada vez más inestable, se puso aún más de manifiesto por la naturaleza errática de sus publicaciones en Internet y sus declaraciones públicas, que a menudo fluctuaban entre la lucidez y el desorden. A pesar de ello, los indicios de sus problemas de salud mental pasaron desapercibidos o no se abordaron de forma que pudieran haber evitado su trágica protesta. La falta de una intervención eficaz pone de manifiesto las dificultades para identificar y tratar los problemas de salud mental en individuos absortos en ideologías extremas.

El papel de la salud mental en su acto final

La intersección de los problemas legales de Azzarello y el deterioro de su salud mental fue un factor importante en su decisión de autoinmolarse, se ha considerado por la prensa. Sus actos no fueron una mera protesta contra figuras políticas o élites mundiales, sino también una llamada de atención sobre lo que él percibía como injusticias y conspiraciones. Su capacidad para planear y ejecutar un acto tan público y dramático sugiere un nivel de determinación que probablemente superó cualquier reserva o temor, una característica común en individuos que sufren graves crisis de salud mental.

La actividad de Max Azzarello en las redes sociales desempeñó un papel crucial en la difusión de la evolución de sus creencias y su estado mental a un público más amplio. Sus publicaciones, que a menudo reflejan sus convicciones más arraigadas y sus luchas personales, ofrecen una ventana a la mente de un hombre cada vez consumido por las teorías conspirativas y la sensación de aislamiento.


Actividad en redes sociales de Max Azzarello

Naturaleza y contenido de los mensajes

Las plataformas de medios sociales de Azzarello eran una mezcla de reflexiones personales, retórica política y teorías de la conspiración. Sus publicaciones iban desde críticas detalladas de las políticas gubernamentales y los sistemas económicos hasta mensajes crípticos. Por ejemplo, en plataformas como Facebook e Instagram, Azzarello compartió numerosos artículos, vídeos y escritos personales en los que hablaba de varias conspiraciones globales, incluidas las relacionadas con las criptomonedas, las supuestas manipulaciones de políticos de alto nivel y el Estado profundo.

Uno de sus posts más reveladores incluía una frase repetida, “Te amo”, que publicó una docena de veces en un solo post en Instagram. Esto ocurrió la tarde anterior a su autoinmolación, lo que sugiere una despedida o un último mensaje de afecto a sus seguidores y tal vez a sus seres queridos. Otras publicaciones mostraban sus viajes, su participación en actividades de la comunidad local y sus interacciones con figuras políticas, dando la imagen de un hombre que en otro tiempo se relacionaba activa y positivamente con el mundo que le rodeaba.




Participación y respuestas

Entre los seguidores de Azzarello en las redes sociales había una mezcla de teóricos de la conspiración, antiguos colegas y conocidos que a menudo comentaban y compartían sus publicaciones. El tono y el contenido de estas interacciones eran muy variados: algunos mostraban apoyo a sus opiniones, otros debatían sus teorías y algunos expresaban preocupación por su bienestar. A medida que sus teorías se volvían más oscuras y sus publicaciones más erráticas, aumentaban las muestras de preocupación, lo que ponía de manifiesto la creciente alarma en su red por su salud mental.

Sus mensajes más controvertidos, sobre todo los que acusaban directamente a instituciones y personajes públicos de corrupción y conspiración, suscitaron una gran atención y tanto apoyos como críticas. Estos mensajes eran a menudo largos y detallados, lo que sugería un profundo compromiso con sus creencias y un deseo de persuadir a los demás de su veracidad.

Impacto y percepción

La actividad de Azzarello en las redes sociales tuvo una doble repercusión. Por un lado, amplificó su voz, permitiéndole llegar a un público más amplio del que podría tener en su entorno físico inmediato. Por otro lado, servía como registro digital de su creciente angustia y radicalización.

Su presencia en Internet, en particular su contenido detallado y actualizado con frecuencia, también contribuyó a que las personas que le conocían personalmente le percibieran tanto como una figura bien informada dentro de las comunidades de teoría de la conspiración como un individuo problemático. La naturaleza dual de su personaje en las redes sociales reflejaba la compleja interacción entre sus expresiones públicas de ideología y sus luchas privadas.

Las reacciones públicas e institucionales a la autoinmolación de Max Azzarello ofrecen una visión completa de cómo los distintos segmentos de la sociedad percibieron y respondieron a su dramática protesta. Estas reacciones abarcaron desde expresiones de conmoción y simpatía hasta consideraciones más estratégicas de seguridad pública y mejoras de la seguridad.


Reacciones públicas e institucionales a la protesta de Max Azzarello

Respuesta del público

La reacción del público ante el acto de Azzarello fue de conmoción y angustia, y muchos expresaron su incredulidad y horror a través de las redes sociales y las secciones de comentarios de los medios de comunicación. Algunos prestaron ayuda inmediata a Azzarello, mientras que otros captaron el incidente con sus teléfonos y compartieron las imágenes y sus reflexiones personales en Internet. Este suceso suscitó un debate más amplio entre el público sobre la eficacia de estas formas extremas de protesta.

Muchas personas también indagaron en los antecedentes y el manifiesto de Azzarello, tratando de comprender sus motivaciones. Sus puntos de vista radicales y el método de su protesta suscitaron opiniones polarizadas: algunos simpatizaban con su desesperación y otros condenaban sus métodos por innecesariamente violentos y perturbadores.

Cobertura mediática

Los medios de comunicación desempeñaron un papel importante en la percepción pública de las acciones de Azzarello. Se dio amplia cobertura a sus antecedentes, al contenido de su manifiesto y al incidente en sí. Los medios de comunicación también ofrecieron análisis de expertos sobre las implicaciones de su protesta para la seguridad en los juicios públicos y las posibles señales que enviaba sobre el Estado del discurso político en Estados Unidos. Reporteros que habían estado cubriendo el juicio de Trump ofrecieron testimonios de primera mano, mejorando la comprensión del público sobre el contexto del incidente.




Reacción institucional

Las fuerzas del orden y el poder judicial respondieron con prontitud a la autoinmolación de Azzarello. La policía de Nueva York y los servicios médicos de urgencia acudieron rápidamente al lugar de los hechos para prestar asistencia médica y proteger la zona. Tras el incidente, la policía de Nueva York y otros organismos de seguridad declararon que reevaluarían sus protocolos de seguridad, especialmente en lo relativo a la gestión de las protestas cerca de juicios de alto nivel.

El jefe del NYPD, Jeffrey Maddrey, subrayó el compromiso del departamento de revisar y reforzar las medidas de seguridad en cooperación con los socios federales. El objetivo de esta reevaluación era prevenir incidentes similares y garantizar la seguridad del público, del personal de los tribunales y de otras partes implicadas en procesos judiciales de alto nivel o en sus inmediaciones.

Gobierno y figuras políticas

Aunque las reacciones políticas fueron más moderadas, algunos funcionarios locales y estatales utilizaron el incidente para poner de relieve cuestiones de salud mental y seguridad pública. Se suscitaron debates sobre la necesidad de mejorar los recursos de salud mental y las medidas de seguridad pública para abordar y potencialmente prevenir actos extremos de protesta. Estas discusiones indicaron un reconocimiento de los problemas sociales más amplios reflejados en el acto desesperado de Azzarello.


La música de despedida de Max Azzarello

Antes de autoinmolarse, Azzarello dejó está playlist en Spotify. De alguna manera quería ser recordado a través de ella:







Fuentes:





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VI Premio de Periodismo “Editorial Hypermedia”

Por Hypermedia

Convocamos el VI Premio de Periodismo “Editorial Hypermedia” en las siguientes categorías y formatos:
Categorías: Reportaje, Análisis, Investigación y Entrevista.
Formatos: Texto escrito, Vídeo y Audio.
Plazo: Desde el 1 de febrero de 2024 y hasta el 30 de abril de 2024.