Los hechos
El pacífico barrio Gaspar de Villarroel, uno de los pilares financieros de Quito, vivió momentos de pavor y desolación este jueves, horas después de la sorpresiva embestida que sacudió sus cimientos. Con menos de 10 días para las elecciones del 20 de agosto, la muerte del candidato Fernando Villavicencio ha dejado una estela de incertidumbre y miedo en la comunidad.
Los comerciantes que se aventuraron a abrir sus puertas el día después del ataque estaban notablemente tensos. Las cintas amarillas, los restos de balas y el persistente recuerdo de aquel fatídico 9 de agosto en las puertas del colegio Anderson son claros indicadores del terror que se ha infiltrado en el corazón de la sociedad ecuatoriana.
El contexto
Lo que ocurrió el miércoles pasado no es un hecho aislado. A pesar de las múltiples amenazas que Fernando Villavicencio había recibido, viajaba en un vehículo del estado sin blindaje adecuado. El ataque vino apenas días después de un intento similar contra el alcalde de Manta, Agustín Intriago.
Luis Fernández, abogado de Villavicencio, no dudó en tildar el acto de “crimen de Estado”. Declaró que, aunque las amenazas eran conocidas por las autoridades, no se habían tomado medidas adecuadas para garantizar la seguridad de Villavicencio.
Actores oscuros en juego
Una pieza crucial del rompecabezas es la conexión con el crimen organizado. En sus últimas apariciones públicas, Villavicencio había hecho graves denuncias sobre las actividades del cartel de Sinaloa en Ecuador. Afirmó haber recibido amenazas directas de un grupo local conocido como Los Choneros, que supuestamente tienen conexiones con el mencionado cartel mexicano.
Los Choneros han crecido en poder e influencia a lo largo de los años, consolidándose como uno de los grupos criminales más formidables del país. Sus enemigos, entre los que se encuentran Los Lobos, Tiguerones y Chone Killers, apoyan a otro cartel mexicano rival: el Cartel Jalisco Nueva Generación.
Sin embargo, tras la muerte de Villavicencio, la situación se ha vuelto más compleja. Varios grupos han intentado atribuirse la responsabilidad del atentado, y las teorías sobre las motivaciones y los actores involucrados varían ampliamente.
Carteles en Ecuador: Una creciente amenaza
La dinámica criminal en Ecuador ha cambiado en la última década. Con una ubicación geográfica estratégica, el país se ha convertido en un punto crucial para el tráfico de drogas. Las grandes organizaciones criminales, especialmente las de México, han establecido operaciones en Ecuador para facilitar sus operaciones en toda América del Sur.
El Cartel de Sinaloa, conocido mundialmente por sus vastas redes de tráfico de drogas, ha sido mencionado en relación con el asesinato de Villavicencio. Los informes sugieren que Villavicencio estaba en el punto de mira de este cartel debido a sus declaraciones públicas contra ellos y sus aliados locales, Los Choneros.
Daniel Pontón, un experto en seguridad, explicó que la presencia de los carteles mexicanos en Ecuador se remonta a la década de 2000. Aunque su influencia es innegable, la naturaleza exacta de sus operaciones y relaciones con grupos locales sigue siendo un tema de debate.
Una nación en duelo y en guardia
La muerte de Fernando Villavicencio ha conmovido a una nación ya agotada por la creciente ola de violencia y crimen. Las elecciones del 20 de agosto se celebrarán bajo una sombra de luto y tensión. El presidente Guillermo Lasso ha sido firme en su decisión de no ceder ante el crimen organizado, y ha pedido al país que se una en estos tiempos de adversidad.
Sin embargo, la comunidad internacional y el propio pueblo ecuatoriano exigen respuestas claras y acción decidida. La implicación de carteles mexicanos en la política local y los recientes acontecimientos violentos subrayan la necesidad urgente de una estrategia integral para combatir el crimen organizado y garantizar la seguridad de sus ciudadanos. La pregunta es: ¿estará Ecuador a la altura del desafío?
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