“Es un desastre. Hoy la industria azucarera en Cuba casi no existe”. Juan Triana, del Centro de Estudios de la Economía Cubana, no se anduvo con rodeos cuando habló con la BBC sobre el estado del cultivo que alguna vez fue el centro de la economía de la isla. He aquí un desglose por cifras:
- 350.000: Esa es la cantidad de toneladas métricas de azúcar que los ingenios produjeron la temporada pasada, una caída asombrosa desde los 1,3 millones registrados en 2019. Este año va camino de terminar incluso por debajo. En 1989, cuando Cuba era el principal exportador de azúcar del mundo, la nación isleña produjo 8 millones de toneladas métricas, según Reuters. El declive comenzó con el colapso de su aliado, la Unión Soviética.
- 700.000: el número de toneladas métricas de azúcar que el país consume históricamente de su cosecha en casa. El azúcar se utiliza en las industrias de refrescos y farmacéutica de Cuba, y es especialmente crucial para su famoso ron. Cuba debe enfrentarse ahora a una realidad antaño impensable: importar azúcar.
- 29: el número de ingenios azucareros cubanos paralizados. Alrededor de dos docenas están en funcionamiento, pero la escasez de combustible y suministros ha detenido la producción, dejando a los trabajadores y sus campos a la espera.
- 3%: es la escasa inversión estatal que recibe la industria azucarera, ya que el gobierno se centra más en el turismo. “No hay suficientes camiones y la escasez de combustible hace que a veces pasen varios días antes de que podamos trabajar”, explica a la BBC el cañero cubano Miguel Guzmán.
La BBC sugiere que años de mala gestión y falta de inversión han cambiado el panorama de la industria azucarera cubana, quizás de forma permanente. “Durante más de quizás 150 años, la industria de la caña de azúcar fue tanto el principal ingreso de exportación como la locomotora del resto de la economía”, dice Triana. “Hoy la industria azucarera en Cuba casi no existe”.
* Artículo original: “Cuba, Once the Land of Sugar, Now Must Import It”. Traducción: ‘Hypermedia Magazine’.
La nueva guerra de la propaganda
Por Anne Applebaum
“Incluso en un Estado donde la vigilancia es casi total, la experiencia de la tiranía y la injusticia puede radicalizar a la gente. La ira contra el poder arbitrario siempre llevará a alguien a empezar a pensar en otro sistema, en una forma mejor de dirigir la sociedad”.
