Los mexicanos se resisten a vacunas rusas y cubanas

Cuatro de cada cinco personas en México, que recibieron vacunas contra la gripe este año, declinaron la recomendación del gobierno de recibir simultáneamente refuerzos rusos o cubanos de COVID-19. Esta tendencia fue revelada el martes por el Subsecretario de Salud, Ruy López Ridaura.

La negativa a aceptar estos refuerzos de COVID-19, específicamente las vacunas rusa Sputnik y cubana Abdala, marca un alejamiento significativo de las altas tasas de aceptación de las vacunas COVID observadas en los grupos de alto riesgo de México, como los mayores de 60 años y las personas con problemas de salud subyacentes, en 2021 y 2022. Esta indecisión se atribuye en parte a la reticencia del público a recibir dos vacunas al mismo tiempo, como señaló López Ridaura.

Sin embargo, esta evasiva va más allá de la mera administración simultánea de vacunas. Andreu Comas, profesor de medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, señaló que estas vacunas, desarrolladas en 2020, pueden no ser tan eficaces contra las variantes actuales del COVID-19. Lo comparó con el uso de una vacuna antigripal obsoleta. Hay una notable falta de estudios sobre la eficacia de estas vacunas contra las nuevas variantes del virus.

Este escepticismo se produce a pesar de la importante inversión de México en vacunas rusas y cubanas, con la compra de millones de dosis. El plan inicial era administrar unos 20 millones de vacunas. Sin embargo, desde el lanzamiento de la campaña a mediados de octubre, sólo aproximadamente 1,9 millones de personas, o el 9,5% de la población elegible, han optado por recibirlas. En marcado contraste, alrededor de 10 millones de personas optaron por vacunarse contra la influenza en el mismo periodo.

La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, conocida por su fuerte apoyo a Cuba, que incluye la contratación de médicos cubanos y la compra de vacunas y materiales de construcción a la nación isleña, se enfrenta a un dilema. Esta reticencia a adoptar las vacunas rusas y cubanas podría suponer un revés en los esfuerzos de diplomacia sanitaria del país.

Para aumentar la complejidad, México ha retrasado la aprobación de los refuerzos COVID-19 de Pfizer y Moderna, diseñados para ser eficaces contra las variantes actualmente circulantes. Aunque están disponibles en Estados Unidos desde septiembre, es posible que no lleguen a la población mexicana hasta 2024. Este retraso podría afectar aún más a la confianza del público en la estrategia nacional de vacunación y plantea dudas sobre la eficacia del enfoque de México para gestionar la pandemia en curso.