William M. LeoGrande: “Cuba está enferma, pero el régimen se mantiene firme”

En un artículo de opinión para Foreign Policy, William M. LeoGrande desafía la narrativa predominante en Estados Unidos sobre la inestabilidad del régimen cubano, sugiriendo que a pesar de los importantes desafíos económicos y políticos, el gobierno de La Habana sigue siendo más resistente de lo que muchos en Washington aprecian. Su comentario, “Cuba is Ailing, but the Regime Remains Sturdy”, ofrece un examen de los factores que han permitido a Cuba resistir tanto las crisis internas como las presiones externas durante décadas.

LeoGrande comienza cuestionando la previsión de Estados Unidos de un inminente colapso del régimen cubano, un escenario largamente esperado y sobre el que se ha actuado a través de diversas políticas durante los últimos 65 años. Destaca las recientes declaraciones de funcionarios estadounidenses, entre ellos Brian Nichols, Secretario de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, quien en una conferencia en Madrid comentó la crisis actual de Cuba, sugiriendo que la democracia es la solución para los males de Cuba. Esta opinión fue compartida por el presidente Joe Biden, que calificó a Cuba de “Estado fallido” tras las importantes protestas que estallaron el 11 de julio de 2021 en toda la isla.

A pesar de estas proclamas, LeoGrande sostiene que Cuba está lejos de ser un Estado fallido, especialmente si se compara con naciones como Haití, que han perdido realmente el control sobre el gobierno y el territorio. Por el contrario, señala que el gobierno cubano ha mantenido un nivel de control que desmiente la etiqueta de “Estado fallido”, sin una pérdida significativa de gobernabilidad.

El artículo profundiza en las dificultades económicas que han acosado a Cuba, en particular bajo el peso de las sanciones de Estados Unidos reimpuestas e intensificadas bajo la presidencia de Donald Trump. Estas sanciones tenían como objetivo cortar las divisas esenciales restringiendo los viajes, limitando las remesas y bloqueando el suministro de energía, en un momento en que el COVID-19 diezmó la industria turística de la isla. LeoGrande detalla cómo estos factores se combinaron para reducir los ingresos de divisas de Cuba en aproximadamente un 40 por ciento, y sólo las remesas cayeron de más de 3000 millones de dólares anuales a sólo 1900 millones en 2021.

La tensión económica llevó al gobierno cubano a emprender importantes reformas monetarias y cambiarias, que se aplicaron de forma deficiente y dieron lugar a una inflación galopante. Esta inflación ha erosionado gravemente el poder adquisitivo del peso cubano, exacerbando las dificultades a las que se enfrenta la población cubana, incluida la grave escasez de alimentos, combustible y medicinas, así como los frecuentes apagones eléctricos.

Desde el punto de vista político, LeoGrande señala que la muerte de Fidel Castro y la retirada de otros líderes revolucionarios han dejado un vacío de liderazgo que el gobierno actual ha luchado por llenar. Sin embargo, subraya que la supervivencia del régimen cubano se ve favorecida por varios factores: no existe una oposición organizada capaz de canalizar el descontento generalizado hacia una fuerza política, la élite política permanece unida y los militares mantienen su lealtad al régimen.

LeoGrande concluye con una crítica a las continuas políticas de Estados Unidos encaminadas a aislar a Cuba, sugiriendo que no han logrado el cambio deseado y que, en cambio, han empeorado las condiciones de vida en la isla. Aboga por un cambio hacia el compromiso, similar al enfoque brevemente seguido bajo la presidencia de Barack Obama, que trató de influir positivamente en la evolución de Cuba.





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El país de las últimas cosas

Por Paul Auster

A veces pienso que la muerte es lo único que logra conmovernos. Constituye nuestra forma de creación artística, nuestro único medio de expresión.