Derek Chauvin, ex agente de policía de Minneapolis declarado culpable del asesinato de George Floyd, resultó gravemente herido en un incidente en el que fue apuñalado en una prisión federal de Arizona. El incidente se produjo en la Institución Correccional Federal de Tucson, un centro de seguridad media conocido por sus problemas de seguridad y de personal. La Oficina de Prisiones confirmó la agresión, que tuvo lugar sobre las 12.30 horas del viernes, sin nombrar al agresor.
Chauvin, de 47 años, había estado cumpliendo una condena federal combinada de 21 años por violar los derechos civiles de Floyd y una condena estatal de 22 años y medio por asesinato en segundo grado. Su abogado, Eric Nelson, había expresado anteriormente su preocupación por la seguridad de Chauvin, alegando posibles ataques de otros reclusos. En Minnesota, Chauvin estaba recluido principalmente en régimen de aislamiento para su protección.
Este apuñalamiento supone otro episodio violento en el que se ven implicados presos federales de alto nivel, tras el ataque a Larry Nassar, en Florida, y un intento de tiroteo en el mismo centro de Tucson el año pasado. El incidente plantea interrogantes sobre los protocolos de seguridad en las prisiones federales.
La muerte de George Floyd en mayo de 2020, captada en un desgarrador vídeo en el que Chauvin se arrodillaba sobre su cuello durante más de 9 minutos, desencadenó protestas mundiales y un ajuste de cuentas sobre la brutalidad policial y el racismo. Los otros agentes presentes durante la muerte de Floyd también se enfrentaron a consecuencias legales.
La Oficina Federal de Prisiones, dependiente del Departamento de Justicia, ha estado sometida a escrutinio tras incidentes como el suicidio de Jeffrey Epstein y la muerte de Ted Kaczynski. Una investigación en curso de AP revela problemas generalizados en la Oficina, como mala conducta, violencia y escasez de personal.
La directora Colette Peters, nombrada para hacer frente a estas crisis, se ha enfrentado a las críticas de los legisladores por su falta de transparencia y su lenta respuesta a las reformas. A pesar de los esfuerzos por mejorar la contratación y las investigaciones internas, incidentes recientes como el apuñalamiento de Chauvin ponen de manifiesto los problemas que siguen existiendo para garantizar la seguridad de los presos y la integridad institucional.
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