Volodymyr Zelensky se enfrenta a opciones desalentadoras en medio de la escalada del conflicto en Ucrania

A medida que la guerra en Ucrania se intensifica con el aumento de los ataques aéreos rusos y los avances en el campo de batalla, el presidente Volodymyr Zelensky se enfrenta a una serie de opciones desalentadoras. Más de dos años después de la invasión rusa, la perspectiva de un final de las hostilidades parece cada vez más remota. El compromiso de Zelensky de recuperar todo el territorio ucraniano, incluidas las zonas controladas por Rusia desde 2014, se enfrenta a importantes obstáculos militares y políticos.

A pesar de un año de estancamiento de los frentes de batalla, el objetivo de reconquistar el 20% de Ucrania bajo ocupación rusa parece poco prometedor. Las negociaciones con el presidente ruso Vladimir Putin están fuera de la mesa para Zelensky, dada la fuerte oposición del público ucraniano a ceder territorio y las exigencias de Putin para la rendición de Ucrania.

El conflicto en curso se ha convertido en un punto muerto, con cada vez más bajas ucranianas. Un alto el fuego, visto por muchos como una mera oportunidad para que las fuerzas rusas se reagrupen, no se considera una opción viable. La situación se complica aún más por el estancamiento de la ayuda militar de Estados Unidos, que antes era uno de los principales partidarios de Ucrania. Ni siquiera se espera que la esperada introducción de modernos cazas F-16 altere significativamente la dinámica del campo de batalla.

Tanto los funcionarios ucranianos como los occidentales ven a Zelensky en un aprieto. La reticencia de los países de la OTAN a aumentar su apoyo, destacada por los recientes comentarios del presidente francés Emmanuel Macron, se suma a los desafíos. Un legislador ucraniano expresó su profunda preocupación por la difícil situación de Zelensky, afirmando: “¿Cómo saldrá Zelensky de esta situación? No tengo ni idea”.

Mantener el apoyo interno es otro reto crítico para Zelensky. Aunque su popularidad sigue siendo alta, la prolongación del conflicto y el aumento del número de bajas han empezado a tensar la unidad nacional. Tymofiy Mylovanov, un destacado economista, sugirió que el conflicto podría persistir durante décadas, una opinión que subraya el sombrío panorama compartido por muchos.

En medio de estos retos, Zelensky también tiene la tarea de navegar entre la diplomacia internacional y las expectativas internas. Su promesa de restablecer las fronteras de Ucrania de 1991 se enfrenta al escepticismo, y algunos sugieren la necesidad de ajustar esta postura. Mientras tanto, el retraso en la recepción de un paquete de seguridad de 60.000 millones de dólares por parte de Estados Unidos ha suscitado inquietud sobre el apoyo futuro, especialmente a la luz de las próximas elecciones presidenciales estadounidenses.

La posibilidad de un conflicto largo y agotador ha resignado a muchos ucranianos a la realidad de una guerra prolongada. Con un apoyo vacilante y una necesidad crítica de más tropas y municiones, Ucrania se prepara para la posibilidad de un aumento de bajas y pérdidas territoriales.

Ante estos retos de enormes proporciones, Ucrania y sus aliados deben prepararse para la continuación del conflicto y no para las conversaciones de paz. Se subraya la necesidad de un sistema de apoyo más sustancial que permita operaciones ofensivas en el futuro, destacando el largo camino que le queda por recorrer a Ucrania en su lucha por la soberanía y la integridad territorial.





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