#imagengrafológica 3/3 sobre grupos integrados por jóvenes artistas: impresiones desde la grafía de una firma colectiva. Esta vez he seleccionado a AXIS. Visual Lab*.
Los manifiestos artísticos, aunque no son exclusivos de los colectivos de autores, históricamente se han asociado más a estos. ¿Accionan ustedes a partir de un texto de esa índole? ¿Cómo han direccionado su producción?
Los manifiestos son sentencias que ponen en blanco y negro un conjunto de principios; son una forma de dejar las cuentas claras y conducir de forma ordenada la teoría y la praxis. En el arte esta práctica ha sido bien común, ejemplos sobran, y no tendría sentido comenzar a enumerarlos acá. El formato presenta una estructura racional y lógica que le permite al colectivo ser consciente del tan trillado “cómo, por qué y para qué”.
Desde el advenimiento de los contenidos de McEvilley, hasta el sol de hoy, la fórmula “cómo, por qué y para qué” funciona en Cuba como una especie de dogma pedagógico que sirve al propósito de producir un “artista coherente”.
AXIS está lleno de incoherencias, y las amamos. Somos personas creativas que se juntan de vez en cuando a experimentar con códigos, sonidos, pigmentos fotosensibles, luces estroboscópicas y cuanto tareco se te pueda ocurrir. Cada uno de nosotros procede de un lugar diferente y comprende el mundo de una forma bien particular; si analizas nuestros trabajos por separado, verás que tienen poco en común. La mayor parte de las veces funcionamos por oposición, y después de mucho discutir logramos algo; como no somos especialistas en nada aprendemos todo el tiempo, y consideramos que eso es lo valioso. Básicamente nos une la curiosidad, el amor por la electricidad y la adrenalina de enfrentarnos constantemente al posible fracaso.
AXIS. Visual Lab, Voronoi, 2014.
Redactar directrices es algo de lo que tratamos de escapar, aunque no te negaremos que la huida es por momentos agotadora, y en más de una ocasión hemos considerado sentarnos sobre una piedra. Una parte gratificante de toda esta carrera es encontrarte con otras personas por el camino y compartir el trote junto a ellos, de ahí que nos interese poder producir las obras de otros dementes. Sin proponérnoslo, un día estábamos curando exhibiciones y dando clases (mira tú las vueltas que da la vida).
Cuando compartes riesgos con alguien, se crea un vínculo importante. Con el tiempo, varios miembros han salido del equipo para dedicarse a otras cuestiones; esas personas son parte de nuestra historia. A todos ellos: gracias por ser fieles colaboradores del ruido.
Sobre nuestra producción, te podemos decir que sondea áreas relacionadas a la intersección entre el arte y la tecnología. En este sentido, hemos trabajado con arte generativo, live coding, espacialización sonora, realidad aumentada, realidad virtual, performance audiovisual y muchos otros formatos neomediales. Casi siempre buscamos generar experiencias inmersivas con un alto componente sensorial e interactivo, pero los objetivos conceptuales de nuestros proyectos varían bastante, pues se supeditan a diversos factores; por ejemplo: quien está a cargo del proyecto, para qué estamos haciendo la obra, si es comisionado o completamente autoral, etcétera.
Nami Salim (Khoramabad, 1987), Milton Raggi (La Habana, 1991) y Aaron R. Moreno (La Habana, 1990).
Trabajamos con orgullo fuera y dentro del circuito del arte, por lo que estos argumentos siempre son colegiados de antemano. El trabajo de varios años nos da hoy la posibilidad de funcionar como una especie de productora con autonomía y recursos tecnológicos para asistir a otros colegas. Para ello organizamos talleres, ofrecemos asistencia logística y curatorial, programamos herramientas y conectamos personas con especialistas. Dado que comenzamos con poco, sin acceso a la información y con mucha gente indispuesta a socializar el conocimiento, creemos que es importante proceder de otra manera y hacer más fácil el camino para aquellos que quieran recorrerlo.
*AXIS. Visual Lab: Aaron R. Moreno, Milton Raggi y Nami Salim.
#imagengrafológica sobre Infraestudio
“La producción de Infraestudio ocurre en la intersección de necesidades externas con obsesiones privadas: deseos ajenos y propios. Los encargos generan las partes de un sistema abierto y las obsesiones las engranan. Cada edificio, cada instalación, cada libro es una caminata en círculos sobre las mismas obsesiones”.