Bad Bunny, “DeBÍ TiRAR MáS FOToS” canción por canción

Antes, cuando las cámaras de rollo guardaban el orden de la memoria, cada foto era un tesoro. Se pensaba bien antes de apretar el obturador, porque cada clic gastaba un espacio importante en aquel carrete finito de 24 o 36 exposiciones.

Las imágenes no eran instantáneas, ni repetibles, ni descartables con un simple desliz de dedo. Se reservaban para lo importante: el abuelo que rara vez posaba, al que de vez en cuando le ponían el último nieto de la colección; el soplo tembloroso sobre las velas; la foto de familia.

Ahora, la tecnología ha hecho de la fotografía un reflejo sin peso y un hábito casi automático, donde el instante se captura sin pensar y se borra con igual indiferencia.

En un mundo donde las imágenes se acumulan sin dejar huella, Bad Bunny parece preguntarse qué merece ser guardado. “DeBÍ TiRAR MáS FOToS” no es solo un título nostálgico.

Lanzado el pasado 5 de enero, el álbum es una exploración de sus raíces puertorriqueñas y un manifiesto sobre la permanencia: la importancia de quedarse, de mirar alrededor y entender que el lugar que habitas también te habita a ti.

Con un sonido que entrelaza géneros tradicionales con lo urbano, el disco es político sin ser panfleto e irremediablemente íntimo sin ser confesional. Es un álbum sobre el peso de los recuerdos, sobre lo que se pierde y lo que, por más que el tiempo avance, nunca se borra.




No se siente solo como un álbum sobre Puerto Rico; quizá por el Caribe compartido, por la historia entrelazada o por la herida común de quienes han tenido que irse sin dejar de mirar atrás.

La bandera puertorriqueña nació en el mismo movimiento independentista cubano, y aunque el tiempo nos ha puesto en caminos distintos, la sensación de desarraigo o de pertenencia a medias y de país como memoria más que como territorio, sigue siendo la misma.

Por eso, al escuchar canciones como “LO QUE LE PASÓ A HAWAii” o “LA MuDANZA”, es inevitable sentir que nos hablan también a nosotros, a los que nos debatimos entre quedarse o partir, entre la nostalgia y el presente.

Bad Bunny, sin proponérselo, ha escrito un disco que también pertenece a la diáspora cubana.

Bad Bunny canta que en Puerto Rico a mucha gente la mataron por sacar la bandera, y por eso él la lleva a todos lados. La bandera puertorriqueña fue creada en 1895 por exiliados cubanos y boricuas en Nueva York, miembros de la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano. Ambas banderas nacieron de la imaginación republicana (y masónica). La aspiración de formar una república, de Martí, Maceo, Betances y Hostos, es una aspiración común de nuestras dos islas hasta hoy. El himno nacional cubano, La Bayamesa, es primo hermano de La Borinqueña, himno nacional boricua, ambos relacionados con La Marsellesa, el himno nacional francés, de origen revolucionario.[1]

Las declaraciones nacionalistas van y vienen entre 17 canciones, en las que olvido lo mucho que le gusta a Benito abreviar sus títulos con acrónimos. “DeBÍ TiRAR MáS FOToS” (2025) opera con una distancia consciente de los extremos de sus trabajos anteriores.

No tiene el caos del estrellato de “nadie sabe lo que va a pasar mañana” (2023) ni la euforia de “Un Verano Sin Ti” (2022), pero en su lugar, construye algo más íntimo: un álbum de fotos sonoro, donde cada canción es un recorte de vida con el que Bad Bunny busca aceptar su propio crecimiento.

En el centro de todo está el hogar, la memoria y el peso del tiempo, un viaje de regreso donde el pasado no solo se recuerda, sino que se interroga.



Un “álbum” sonoro

Musicalmente, “DeBÍ TiRAR MáS FOToS” sigue la tendencia de los discos urbanos recientes: más de 15 cortes, en la línea de lo que Bad Bunny ya había explorado en “Un Verano Sin Ti” (2022), donde 23 canciones giraban en torno al escapismo y el placer. Pero aquí, la extensión no se debe al mero despliegue de hits, sino a la necesidad de construir una narrativa más amplia.

Si en aquel álbum la música era un espacio de disfrute, en este funciona como un territorio de resistencia al colonialismo y de lo que significa llevar una bandera que ha sido motivo de opresión y, al mismo tiempo, de orgullo. No hay un hilo argumental rígido, pero sí un acto político.

“NUEVAYoL” arranca el disco con un guiño a la historia musical de su país. Samplea “Un Verano en Nueva York” de El Gran Combo de Puerto Rico, rindiendo homenaje a la salsa antes de soltarla para deslizarse al reguetón y el dembow.




Es una apertura que marca el tono del fonograma: un juego entre la herencia y la evolución. Nunca antes se había acercado tanto a la salsa, y aunque no se queda en ella, la usa como punto de partida para anunciar que aquí va a probar cosas distintas, pero sin perder de vista de dónde viene.




Después del guiño a la salsa, el disco sigue con “VOY A LLeVARTE PA PR”, un tema diseñado para el puro disfrute. Ritmos enérgicos, referencias a Brickell y a la clásica jugada de “traerte a la amiga” mantienen la tradición fiestera del reguetón. Con apenas dos minutos y medio de duración no es el momento más brillante del álbum, pero encaja bien en su dinámica inicial.

“BAILE INoLVIDABLE” es la joya del disco. Desde el inicio, un eco de voces distorsionadas crea una atmósfera envolvente, casi espectral, que se rompe con un estribillo repetitivo y un momento de pausa, como si la canción tomara aire antes de transformarse por completo. Luego irrumpe la salsa. Es un lamento por aquellas relaciones que sienten la separación física de los cuerpos, pero lo hace sin caer en la nostalgia vacía.

El videoclip lleva la canción a otro nivel. En él, el actor puertorriqueño Jacobo Morales interpreta a un hombre mayor que se mueve entre los recuerdos y el presente, hasta que aparece Bad Bunny como una versión más joven de sí mismo, aprendiendo a bailar salsa.

Es un recurso narrativo elegante y bien ejecutado que une generaciones y reproduce el diálogo constante entre el pasado y el presente. Un punto alto en un disco que ya de por sí tiene mucho que decir.



BAD BUNNY – BAILE INoLVIDABLE (Video Oficial) | DeBÍ TiRAR MáS FOToS.


“PERFuMITO NUEVO”, con RaiNao; “WELTiTA”, con Chiwi (una banda formada durante la pandemia) en la que se incluye el famoso verso de Jarabe de Palo, “por un beso de la flaca yo daría lo que fuera”; y “VeLDÁ”, con Omar Courtz y Dei V, son canciones que, aunque podrían parecer relleno en un álbum tan extenso, logran destacar gracias a la frescura que aportan los artistas emergentes de Puerto Rico.

Cada tema tiene su propia identidad: desde los ritmos hasta los arreglos vocales, como la voz de Loren Aldarondo Torres en la coda de “WELTiTA”. Estas colaboraciones refuerzan el compromiso de Bad Bunny con dar visibilidad a nuevos talentos de su isla.

El videoclip de “EL CLúB” extiende la narrativa visual de “DeBÍ TiRAR MáS FOToS”. En una escena clave, Bad Bunny planta la bandera de Puerto Rico en la tierra, un acto de resistencia, memoria y pertenencia.




Este gesto conecta directamente con el cortometraje que abre el disco, donde un Benito ya viejo desentierra esa misma bandera junto a un manojo de fotos, como si estuviera rescatando fragmentos de su vida y su identidad.

En esta distopía visual, se consolidan los temores de un futuro donde lo que queda por cuidar es lo que se guarda como recuerdo. La imagen del hombre mayor recogiendo esos símbolos del pasado dialoga con el joven Benito del presente.



Fotograma de “EL CLúB”.


“KETU TeCRÉ” es puro reggaetón, de esos que Bad Bunny domina a la perfección. Con una letra discotequera que invita a salir, perrear y olvidarse de todo, el tema apuesta por una fórmula simple pero efectiva.

“BOKeTE” es la historia del fin del amor narrada con crudeza. La canción se mueve entre la aceptación y el anhelo, describiendo lo que cuesta sobreponerse cuando la vida sigue.

“KLOuFRENS” es ligera en sonido, más bailable, pero no menos introspectiva: un himno para quienes intentan desprenderse mientras siguen atrapados en los close friends de esa persona imposible de soltar.

“TURiSTA”, por su parte, es una rareza melancólica en el álbum. Empieza con un bolero que se transforma, llevando consigo un doble mensaje: el de una relación que se vive de manera superficial, como si fuera una visita, y el de la manera en que el turismo aborda lugares como Puerto Rico, apreciando su belleza pero sin entender su complejidad.




Bad Bunny ha confesado que esta es una de sus favoritas, y no es difícil entender por qué. Es íntima, crítica y única en su tono dentro del disco.

La invitación de la playita se venció / Lo mejor de nosotros nadie lo vio / O quizá fue que la vida nos mintió / Y tocó decir adiós.

“CAFé CON RON” y “PIToRRO DE COCO” destacan por cómo exploran las raíces musicales de Puerto Rico. La primera, junto a Los Pleneros de la Cresta, es una plena que pone en primer plano la percusión tradicional.

Por otro lado, “PIToRRO DE COCO” lleva el ritmo jíbaro al centro de la conversación junto con las tradiciones rurales de la isla y el carácter festivo de una bebida que simboliza las navidades boricuas. Ambas canciones muestran a Bad Bunny mirando hacia atrás, a las bases culturales de su isla, mientras las reinterpreta para una nueva generación.



BAD BUNNY – PIToRRO DE COCO (Video Oficial) | DeBÍ TiRAR MáS FOToS.


“LO QUE LE PASÓ A HAWAii” es uno de los momentos más contundentes del álbum. Con un mensaje que no necesita ser explícito para hacerse entender, Bad Bunny advierte sobre los riesgos de la gentrificación y la pérdida de identidad cultural en Puerto Rico.

“No quiero que hagan contigo lo que le pasó a Hawái” es el núcleo de esta canción, que denuncia cómo el desarrollo descontrolado puede borrar las tradiciones y desplazar a las comunidades. Es una reflexión seria y bien planteada.

El disco cierra fuerte, y “EoO” es una prueba de ello. Un perreo adictivo y directo, pensado para romper en la pista de baile, pero con un aire nostálgico. Bad Bunny rinde homenaje a Héctor y Tito, recuperando la voz de Tito “El Bambino” en un sample de “Perreo, Baby”, un clásico que marcó una época. Este detalle, junto con la producción de Tainy remarca que el reguetón de hoy tiene raíces.



Consideraciones finales

“LA MuDANZA” es el epílogo de una historia contada con ritmos, recuerdos y posicionamientos claros. Con una intro a modo de biografía, Bad Bunny se lanza a una salsa que suena a despedida, pero también a reafirmación.

Como un sonero, se dedica líneas a sí mismo, pero luego expande el homenaje a Puerto Rico, la isla de la que dice que no se moverá. La canción narra cómo se conocieron sus padres, un gesto que podría hacer que más de un oyente se pregunte por su propia historia familiar y por su país.

Me pregunto qué habrán sentido sus padres al escuchar esa canción por primera vez, el día en que su hijo los invitó a conocer el álbum completo, justo en el momento de su lanzamiento.

El disco empieza y termina con salsa, y en el medio construye un viaje que arranca con la migración boricua en Nueva York y cierra con Benito reafirmando su permanencia en la isla. Si se escucha en bucle, el detalle es evidente: inicia con una salsa añeja, con la textura de los discos viejos, y termina con esa misma esencia, pero modernizada, renovada.

El mensaje es claro: el tiempo pasa, pero la identidad no se negocia. Con este fonograma deja un testimonio que, con el tiempo, podría convertirse en parte del canon. Y pocas veces lo clásico sonó tan vivo, tan rotundo y tan suyo como aquí.



BAD BUNNY – DeBÍ TiRAR MáS FOToS (Short Film).


Entre canciones que explotan en felicidad (“BAILE INoLVIDABLE”, “WELTiTA”) y otras que arrastran una melancolía (“DtMF”, “LA MuDANZA”), hay espacio para la tristeza (“TURiSTA”, “PIToRRO DE COCO”), para el perreo puro (“VOY A LLeVARTE PA PR”, “KETU TeCRÉ”) y para la denuncia política (“LO QUE LE PASÓ A HAWAii”). Todas estas emociones coexisten en cada canción, sin fronteras rígidas, como en la vida misma.

Le han criticado sus letras, pero aquí Bad Bunny dispara frases que se sienten como verdades irrefutables: la vida es una fiesta que un día termina; mientras uno esté vivo, debe amar lo más que pueda; debí dar más besos y abrazos cuando tuve la oportunidad; quien se fue sueña con volver; aquí mataron gente por sacar la bandera.

Son pensamientos simples, pero contundentes, que explican por qué este álbum conecta con tanta gente. Benito no está cerrando una etapa ni enfrentando el principio del fin de su carrera. Como él mismo ha dicho, en su cabeza hay un sinfín de ideas.

“DtMF”, la última canción en ser concebida y el centro emocional del álbum, es un abrazo a la nostalgia y a la certeza de que hay momentos que no volverán.

A sus 30 años, Benito parece haber entendido que el recuerdo es frágil, sobre todo para quienes provienen de un tiempo en el que las cámaras de rollo guardaban el orden de la memoria, uno donde cada foto era un tesoro.

Se pensaba bien antes de apretar el obturador, porque cada clic gastaba un espacio importante en aquel carrete finito de 24 o 36 exposiciones. Las imágenes no eran instantáneas, ni repetibles, ni descartables con un simple desliz de dedo. Se reservaban para lo importante.





Nota:
[1] Guanche, Julio Cesar (2025, enero 15), «Escenas de Puerto Rico, escuchando a Bad Bunny», Magazine AM PM,  [en línea] https://magazineampm.com/debi-tirar-mas-fotos-benito-resuena-en-clave-cubana/ [Consultado 09/02/2025].





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