Escribo con la misma indisciplina de siempre, mi oficio es alterado por las urgencias que cada día tienen peores nombres, sobrevivir en múltiples caos, la economía maltrecha, los desastres de salud, salir a la calle al canibaleo nacional, dormir y despertar en una misma pesadilla.
Carlos Esquivel
Me iba mal en La Habana y fui a Miami para que mi vida cambiara y empecé a lavar platos en un restaurante hondureño y una noche tuve problemas con un gringo y le llevé la mitad de una oreja con una navaja…
De Cuba en peor (III y final)
Mi abuela entendía la libertad como mirar hacia el horizonte y que estuviera allí todas las mañanas. Mi padre inventariaba la libertad como la suma de todos los placeres prohibidos encontrados en un Placer Único. Mi idea de la libertad siempre fue menor: que la prisión abra sus puertas y te obligue a una esclavitud roñosa y despiadada: decir la verdad para los otros.
De Cuba en peor (II)
Un país lleno de consignas. Las consignas tienen una identidad, un cuerpo, y si es posible, un mapa de viaje parecido a innumerables mapas de viaje. Las consignas más hermosas debieran ser las que hablan del hombre desafiando todo lo supuestamente hermoso de las consignas.
De Cuba en peor (I)
Acá el mono desciende del hombre, aunque a veces el hombre no tiene peores descendencias que hombres peores. Acá el pez pequeño se come al más grande, aunque a veces se ponen de acuerdo y entre ellos devoran al pez mediano. Acá la evolución de las especies recién comienza. Y hay algunos que no quieren que avance.