La obra de Pablo Manuel Rojas, joven realizador cubano-español, está transida por ese sentimiento de soledad en el desarraigo, en la violencia que el espacio de allá ejerce sobre el cuerpo y la mente del sujeto de aquí (o viceversa); en la pulsión infinita del recuerdo y el anhelo, que moldean la memoria afectiva y sus múltiples expresiones.