El poscomunismo, más que lavar su perversidad imaginaria, ha venido intoxicando la misma con un narcisismo auxiliado por restos de bienes culturales que se debaten entre el romanticismo memorialista y la conmemoración remisa, donde la narración se satura colocando el presente en un pasado intemporal.
Por qué no imaginar el totalitarismo
Ensayo que forma parte del proyecto editorial El fin del Gran Relato, que recoge y amplía dos ediciones de la exposición homónima y cuya publicación ha sido producida por CdeCuba Art Magazine, Celia-Yunior, Henry Eric Hernández y Yornel Martínez Elías.
Otra vez el fantasma
Leyendo entrelíneas Palabras a los intelectuales: «al mismo tiempo y de la misma manera que la burocracia política y la sociedad coartan y catonizan a sus miembros, les conceden dosificadamente reconocimientos, es decir mantienen lo censurado dentro del itinerario convivencial, aquilatándolo con ciertos méritos».