Miguel Díaz-Canel es un orador pésimo, sin carisma, cuya autoridad es cuestionada por haberla heredado de Raúl Castro vía dedazo; parece estar seco de ideas e iniciativas, incluso a ratos da la impresión de que detesta su trabajo.
Miguel Díaz-Canel es un orador pésimo, sin carisma, cuya autoridad es cuestionada por haberla heredado de Raúl Castro vía dedazo; parece estar seco de ideas e iniciativas, incluso a ratos da la impresión de que detesta su trabajo.