El hambre, y las otras hambres, sostendrán el inmovilismo de seis décadas. Con la barriga vacía no se puede pensar bien. Con el alma triste, tampoco. No estoy optimista. No lo estaré hasta que acaben con el embargo. Y eso, coinciden astróloga y bruja, es imposible. A mí quémenme en esta hoguera también. Pero vayan pidiendo el último, que la fila es larga.
Virar la tortilla: sobre “hopinadores” y violencia machista de Estado
Mientras los discursos hablaban del empoderamiento de las mujeres, yo crecía viendo a mis congéneres hacer silencio. Ya no el silencio de la víctima, el silencio por miedo al agresor, sino el silencio de “eso no pasa aquí, el país que más ha hecho por las mujeres” . Las veía mientras mi abuela María me decía: “Debiste nacer varón” .