Por si acaso yo regreso.
Prepárense, taxistas de la Seguridad del Estado.
Uber Cuba 0028
Se llamaba Miranda. O al menos eso decía ella en su perfil en Tinder: “Miranda S. Dzhugashvili”. Tenía 20 años, según la aplicación, y se había mudado hacía muy poco a Saint Louis, Missouri.
Con perdón de Pinochet
Te pido perdón, suicida de los sesenta. No fue culpa tuya: fue culpa de la cultura, esa mala hembra histórica y dialéctica-materialista como conchatumadre.
Uber Cuba 0026
Si alguien puede acusarme de algo, enseguida yo quiero convertirme en ese objeto concreto de su acusación. Sería una descortesía de izquierdas entrar en un debate democrático con tu acusador. Lo acepto todo.
Uber Cuba 0025
La nieve caía y yo recordaba el poema «Réquiem» que aparece en Las palabras perdidas, la novela de Jesús Díaz.
Uber Cuba 0024
Hablaba como el Pato Donald. Como Neftalí Neruda en su Isla. Como Enrique Lihn en una miniatura de imitación interpretada por Roberto Bolaño.
Habanausencias de Nivaria Tejera
Una de las cosas que más me ha dolido en mis cinco años de exilio de mentiritas es haber perdido en un taxi Uber la novela Espero la noche para soñarte, Revolución: ese libro ilegible.
Uber Cuba 0022
Le dije a la chofer del Uber que yo era cubano. Craso error. Ya casi nunca les digo la verdad cuando me preguntan de dónde es mi acento, tan lindo, tan sensual…
Uber Cuba 0021
Manejaba el Rambler una mujer.
Negra. Vieja. Cubana. Parecía como de 106 años. La mujer de Esteban Montejo, vaya.