Dos veces conocí en persona a Gabriel García Márquez.
Él entraba y salía como “Gabo por su casa” de la Isla de la Libertad, donde año tras año a muchos nos negaban sin explicación el Permiso de Salida para viajar al exterior.
Espérame en el capitalismo, mi amor
«Nunca más vas a entrar a Cuba«, le dijo la cónsul cubana con sarcasmo a mi amiga. A mi amiga ex-médica «quedada» en Chile, primer país democrático de Latinoamérica, casi del Primer Mundo.