Me asusta la idea de perder la fe en las imágenes. El paso del tiempo ha dictaminado una superabundancia de elementos visuales que hacen que lo que vemos se torne intrascendente. Nada logra atraer nuestra atención. Captar la realidad circundante y anexarla a los sentires propios se ha convertido en un reto para los discursos visuales contemporáneos.