Pornografía y otras verdades (presentación del dosier)

La pornografía es sinónimo de vergüenza, secreto, intimidad, silencio. La contemplación de uno, dos o varios seres humanos experimentando el placer erótico de una manera explícita y el consecuente goce que provoca en el espectador es un secreto a voces del que a pocos les gusta hablar en círculos familiares y sociales. 

Son las orejas de burro del Rey Midas o la desnudez del Emperador. Reconocerla y aceptar su consumo o práctica, requiere las más de las veces de un gran agujero excavado en el suelo. 

El presente dosier se ofrece como propicia concavidad para todo el que quiera hablar o gritar de la pornografía, más allá del bochorno y el menosprecio. En su seno confluyen y retumban en diálogo múltiple las voces de un grupo de autores que miran la pornografía a los ojos. La asumen como parte de sus vidas y su cotidianidad. La estudian como un fenómeno no menos complejo que cualquier otro campo cultural y de la práctica artística.

Más que una compilación definitiva sobre el tema, es una antología de miradas cubanas contemporáneas sobre la pornografía. Amén de conocer sobre diferentes aspectos de este campo, se puede reconocer quiénes y cómo lo analizan, de qué herramental teórico se valen.

Cuba y pornografía se perciben como términos antónimos, casi antitéticos, inconciliables, a pesar de la muy promovida sensualidad tropical de los isleños, que constituye piedra de toque de la publicidad turística sobre el país. Y a pesar de que Cuba se cuenta entre los pioneros del cine pornográfico mundial. Sobre esto se habla también. 

Ya que el arte ha asumido el sexo explícito como código lícito —que no renuncia a provocar placer en las audiencias a la par de generar otros discursos—, se incluyen, asimismo, dos galerías de fotos de jóvenes artistas cubanos que se expresan desde sus propios cuerpos, sus propios orgasmos y fluidos.

La pornografía como ensoñación puramente masculina se ha reformulado en las últimas décadas, generándose corrientes que desafían el enfoque patriarcal conservador y apelando a espectadores mucho más diversos desde perspectivas no canónicas. En estos temas indagan, además, otros textos del dosier que, sin más dilaciones, comienza ya.




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Cine sin marcos: los cuadros pornográficos de Cuba

Fabio M. Quintero

He visto cosas bastante osadas en París, pero en La Habana es espantoso. París es una escuela dominical comparada con la capital cubana”.