Necesito unos segundos de reflexión para tratar de explicarles qué diablos pasa con los narradores de la Generación Cero y por qué muchos de sus libros me parecen de una ridiculez inenarrable. Digamos que se trata de textos que no tienen o no conducen al clímax. O como también se le conoce en el CENESEX: “templar sin venirse”. Lo de la Generación Cero es la narrativa tántrica.
Maquinaciones
La Generación Cero y la mierda de los koalas
Seamos benévolos, porque que con la Generación Cero todo es literatura. Oye, ¡todo es literatura cubana! Mi iPhone es literatura, mi Instagram es literatura, mi teta y mi pubis depilado son literatura, mi pene es superliterario, mis preferencias sexuales son literatura, mi disidencia…
Los editores salvajes: Luis Solano
“Intento huir de lo coyuntural y buscar libros que tengan vocación de permanencia, que puedan leerse dentro de 20 años. Yo intento buscar no libros del momento, sino libros de todo momento, por decirlo en palabras de John Ruskin”.
¿Quién necesita un crítico en una isla desierta?
La de la crítica cubana contemporánea es una película que empieza en las páginas de una revista y que puede terminar en lugares tan improbables como Facebook, el coño de tu madre, al pie de una ceiba, o simplemente a golpes. La del periodismo cubano, en cambio, es una película que acaba directamente en la cárcel.
La insoportable levedad de Roberto Bolaño
Es buen momento para leer A la intemperie (Alfaguara, 2019). Porque el columnismo de Bolaño es el columnismo que nos gusta en Cuba pero que no tenemos: un columnismo agresivo, sumario y soberbio, con esas humillaciones públicas que duelen tanto como culposamente te complace leer. Lo de Bolaño es el bullying.
El comandante Playboy sí tiene quien le escriba
Abel Sierra Madero ha olfateado en eBay durante años todo lo que huela a Castro en su portada: revistas porno, tabloides de todo tipo, pulp fiction magazines donde Fidel luce alternativamente como papirriqui insular, velocirraptor, bad boy y latin lover.
Extrañas notas de laboratorio
En medio de un coloquio sobre el concepto de arte, ocho tipos invaden la sala Villena de la UNEAC, portando máscaras antigases y pancartas de “¡Sepan, señores críticos de arte, que no les tenemos absolutamente ningún miedo!”.
Pequeña indagación de lo cheo
El experimento pseudocientífico de Komar & Melamid es un recordatorio de que, hasta hoy, la ciencia ha tenido muy poco que decir sobre el gusto.
El ‘hit parade’ del comunismo
El Estado cubano es como ese cantante insoportable que en vez de estar concentrado en sí mismo y el sonido de su propia voz, contempla las caras de sus escuchas en un bar, controlándolo todo.
Tráiganme la cabeza de Carlos Manuel Álvarez
Para leer hoy literatura cubana, habría que usar una estrategia baudelaireana, es decir, aprender a encontrar la belleza en medio de la mediocridad. Aunque pensándolo bien, no: lo que decía Baudelaire era otra cosa.