Hildina y el terror

Si a los youtuber de países democráticos les cuentas que una colega suya, cubana, madre, fue arrestada durante un operativo policial solo por hacer videos al igual que ellos, no lo van a creer. “Eso no es verdad”, dirán algunos.

Y que además se la llevaron a un centro de operaciones donde la tuvieron bajo interrogatorio y amenazas durante horas, que la youtuber es una madre cubana que se dedica a contar la realidad de su barrio y usa parte del dinero que recauda en su canal para ayudar a esas mismas personas, te van a decir que eso es imposible. 

No lo van a creer, van a preguntar si en vez de Cuba esto es Corea del Norte, porque muchas personas allá fuera, y adentro, creen que en Cuba no ocurren estas cosas, que aquí todo está rico.

Pero los actos represivos suceden en Cuba con una cotidianidad que mete miedo. 

Así lo sufrió la youtuber Hildina  (Hilda Núñez Díaz) la mañana del jueves 9 de marzo, cuando se le aparecieron en su barrio más de 30 oficiales, entre policías, DTI, y agentes de la Seguridad del Estado que acordonaron la calle para no permitir el acceso, mientras registraban su casa y se la llevaban arrestada como si fuera una criminal, como si en este país no hubiera problemas de verdad. 

Sin embargo, el régimen cubano se ha pasado toda su historia persiguiendo disidentes, periodistas, artistas, poetas, religiosos, opositores, todo lo que se mueva y sea crítico con la revolución socialista, como ahora, contra Hildina y su cámara. 

Porque en las cabezas de esos acólitos no cabe que existan personas que se les puedan oponer, que los desafíen, o que simplemente vivan al margen de ellos. Siendo esto último uno de sus mayores miedos por el cual impusieron una libreta de racionamiento y miles de medidas para entorpecer el empoderamiento económico de un pueblo que se muere en la pobreza.

Porque la gente no lo sabe, pero Cuba es un país muy pobre donde te puedes encontrar hasta cinco generaciones viviendo bajo el mismo techo, porque no hay para dónde coger. En el que caminas sus calles y ves colas interminables para conseguir alimentos. 

No por gusto la isla se ha pasado más de un año viviendo el mayor éxodo migratorio desde que triunfó la revolución en 1959. Un fenómeno al que el mundo ya debería llamar la “Gran Huida”, porque a pesar de estar rodeados de mar, ha salido de la isla casi el 3% de la población. 

Y no se han ido de Cuba para propagar el socialismo y hablar de los grandes logros conquistados, se fueron para poder vivir dignamente y para que sus hijos no tengan que sufrir el empecinamiento de la cúpula militar que rige en la isla. 

La misma cúpula que ahora persigue a la youtuber Hildina por hacer videos.

Una joven que está bajo la mira de la policía política desde hace unos meses, porque esta no es la primera vez que sufre la represión.

Ya venía recibiendo advertencias para que no siguiera subiendo contenido a su canal de YouTube, donde miles de suscriptores ven en primera plana cómo el pueblo de Santiago de Cuba, que tanto ha aportado a la libertad de este país, vive abandonado por los mismos que tuvieron su apoyo durante la lucha armada contra la dictadura de Batista. 

Y Hildina toma dinero de su bolsillo para ayudar a las personas vulnerables que se encuentra en las calles de su provincia. Una labor que, de cierta forma, heredó de otros santiagueros como el preso político José Daniel Ferrer —preso desde el 11J‑, o la también youtuber Ruhama, quien sufriera el exilio forzoso. 

Qué va, eso es muy peligroso para un régimen que ha vendido la idea de que es Papá Estado, donde solamente ellos tienen la capacidad de alimentar y proteger a su pueblo. No puede ser que una jovencita y su cámara derrumben ese mito. Hay que caerle arriba.

Eso es lo que piensan los mismos revolucionarios que en la televisión oficial —la única que existe en el país—, esparcen mensajes de amor y catalogan de odiadores a cada cubano y cubana que denuncia las atrocidades que se viven acá dentro. Gente mezquina y de doble moral que llevan dos agendas distintas para manejarse en las aguas del Castrismo. 

Por un lado, el discurso populista, que les sirve mantener adoctrinada a la gente y contener la mirada internacional y por el otro lado, el discurso de odio en las redes sociales con el que atacaron a la propia Hildina, donde la conectaban con “supuestos” terroristas, quienes de paso la financiaban. 

Esto ocurría al mismo tiempo que las fuerzas represivas requisaban la casa de la youtuber y se llevaban sus equipos.

Cuba es un país simulado que no avanza a ninguna parte. O, bueno sí, avanzamos, pero como vacas marcadas camino al matadero.

Qué triste.




© Imagen de portada: La youtuber Hildina  (Hilda Núñez Díaz) / Twitter.




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Saqué un pasaje en espíritu y fui a ver a mi mujer

Legna Rodríguez Iglesias

Iré en Espíritu a ver a mi mujer y como un espíritu sólido me meteré dentro de ella. Cabeza de tortuga, lengua omnipresente.