Ramón Fernández-Larrea es poeta, humorista, guionista de radio y televisión. Ha publicado con Hypermedia el libro ‘Cuba a la carta‘, del que ya anunciamos su segundo volumen: ‘Cuba a la carta 2’.
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Carta a Manuel de Zequeira y Arango
Yo siempre tuve poemas con la poesía, sobre todo con la política, así que no me odas mucho. Vienen alígeras y agrícolas esas imágenes que no entiendo completamente, pero donde se nota por qué Lezama Lima (otro apellido frutífero) te consideraba el primer poeta nacional (pienso yo que algo de monocultivo y de isla agraria tendría).
Carta a Rafael María de Mendive
Imagino su sorpresa, aquella mañana de inicios del curso escolar de 1865, en la Escuela Superior Municipal de Varones, en Prado 88, cuando entró al aula y vio que le habían matriculado a un apóstol. Yo mismo lo pienso y me erizo y deslumbro con la idea.
Carta a Alberto Yarini
Descubrí el otro día de dónde venía el nombre de tu cargo. Chulo es cuchillo en caló, el idioma de los gitanos. De modo que ser chulo es ser un pérfido cortante. Ya tienes lo de la hoja de metal adelantada.
Carta a Capablanca
Déjame decirte que entendí lo que era parecerme a Capablanca. Esa serenidad y ese porte y esa profundidad analizando la perfecta. Creo que los cubanos debiéramos estudiar tu vida y tus estrategias desde chiquitos. Entenderíamos más. Si solo aprendiéramos a simplificar en el tablero…
El hombre que amaba las cartas
Lo que hace grande a un humorista es enseñarnos a reírnos de lo que antes nos parecía asunto serio. O enseñarnos un nuevo modo de reírnos de cosas de las que ya nos reíamos. Pasa el tiempo y nos parece lo más natural del mundo reírnos de ciertos asuntos, mientras nuevas generaciones de humoristas buscan otros modos de burlarse de nuevos temas.
Carta a Kid Chocolate
Escarbando un poco en tu vida, me han asaltado otros asaltos y casi he sido noqueado en muchos. Se dice que aprendiste a boxear en El Cerro, voceando periódicos. Porque eras un niño voceador de periódicos, en una época que cuentan era muy mala, pero había periódicos y se podía vocear.