Yo llevaba meses fumando mucho. Prendía un cigarro antes de levantarme, otro con el café, otro después de cepillarme los dientes y otro al vestirme, y así, a cualquier hora. Me escondía para bajarme el nasobuco y fumar en la calle sin que me viera la policía. A veces, en las colas, fumaba con el nasobuco puesto.