Aunque la censura siempre ha tenido mano dura, no deja de producirse una sorpresa cuando posa garras en terreno seguro. Es decir: un terreno ya sesgado para un propósito, que puede ser el arte y su libertad, o al menos la libertad de la nómina de sus artistas. Un terreno preparado para cualquier tipo de incidentes, que a su vez quiere decir “curado de espanto”.