‘MINCULT’ es una entrega de la serie ‘Cosa seria’, una columna de opinión del artista Omar Santana, en Hypermedia Magazine.
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Con argumentos, no con arrebatos de ira
Ayer 27 de enero se cruzó un límite que jamás debió haberse cruzado. No sé cómo alguien puede justificar la actitud pendenciera de un ministro y de una cuadrilla de altos funcionarios de ese ministerio, ante una decena de jóvenes. Yo pido que sean cesados de sus cargos.
El ministro violento, el viceministro policía
Alpidio Alonso no es un poeta. Y los cuentos de Fernando Rojas nos los sabemos todos. Ya todo es a la cara. Hay muchos represores que no muestran el rostro. Pero estos policías del Ministerio de Cultura no van a tener dónde meterse. Pueden cortar el internet, quitar los teléfonos, golpear… Pero la verdad siempre saldrá. Ahora o mañana. El tiempo de los violentos se venció. Paz, pero no olvidaremos.
El profeta, el traidor y el evangelio del 27N
A Carlos Manuel Álvarez, la providencia lo puso en el lugar y en el momento indicado. Completa su ciclo. Su accionar, que a primera instancia parece perjuro, es en sí la salvación. Sin su irrupción en Damas 955, y las ulteriores consecuencias, nadie sabe cómo habría terminado la historia.
Memorias de otro diálogo… con Fernando Rojas
Treinta años después, la historia se repite. Ahora con una juventud más empoderada, más exigente, más visible gracias a Internet, y con un Rojas cada vez más cansado. Esperamos que el gobierno cubano respete las vidas de estos jóvenes y atienda a sus demandas. De lo contrario, estoy seguro de que no serán los últimos que reclamen sus derechos.
A nuestros padres
“Fernando Rojas: mi hijo no es terrorista, y tú lo sabes. No busca desestabilizar al sistema, y tú lo sabes. No está manipulado, dirigido, pagado por ningún gobierno extranjero, por ninguna organización, por ningún medio de prensa, y tú lo sabes. No es un delincuente, es un artista cubano que también trabaja por Cuba y para Cuba, y tú lo sabes”. (Carta de Inés Casal Enríquez a Fernando Rojas)
Del diálogo y las palabras
De muchas cosas se puede hablar con los funcionarios castristas. De muchas, menos de una, solo una: de la dictadura, precisamente. Porque la dictadura no habla de la dictadura. Y menos en torno a una mesa de “diálogo”. En una fascinante pirueta intelectual: la dictadura es el único tema tabú de la dictadura.
Pedir la cabeza de Fernando Rojas
En las escalinatas del Ministerio de Cultura, la intelligentsia cubana le arrebató al castrismo el monopolio de la Historia. Acciones más o menos históricas, de mayor o menor envergadura, cuyos protagonistas actuaban a título personal, han ocurrido en las últimas décadas y han sido sofocadas violentamente.
Manifiesto para una generación ajena
Las ocupaciones pacíficas contra el poder no funcionan por unas horas, sino por días o semanas. Los debates con los poderosos no se hacen con las puertas clausuradas, sino en vivo en plena televisión pública nacional. Las agendas y el tiempo ahora los ponemos nosotros, no los usurpadores que llevan décadas comprando tiempo.
El funcionario totalitario
Críticos de arte y cuadros políticos convergen instituyendo un imaginario coactivo: lo que el cuadro prescribe y violenta en su función de gestor cultural, el crítico lo omite en su escritura de la historia. Las dos acciones reforman continuamente el mecanismo victimario; ambas se vuelven artífices de la culpabilidad del violentado.