Los hoteles construidos, en medio de la debacle generalizada del país, son la prueba y el símbolo más fehaciente de esta falta de voluntad absoluta para cambiar. El eslogan es claro: son continuidad de un proceso de destrucción de la nación.
Los hoteles construidos, en medio de la debacle generalizada del país, son la prueba y el símbolo más fehaciente de esta falta de voluntad absoluta para cambiar. El eslogan es claro: son continuidad de un proceso de destrucción de la nación.