El dibujo de Jorge Dáger es excepcional. Un ensayo clínico de la identidad de los otros. Poseedor de una incuestionable facultad para la reproducciónmímesis, hace alarde de una habilidad técnica fuera de serie. Sus dibujos al carboncillo rivalizan, en una suerte de ritual erótico, con el estatus reproductivo de la fotografía.