“No había ningún motivo para charlar con Leonardo Padura y los había todos. No tenía ningún libro que promocionar, y por eso hablamos a pierna suelta de casi todo”.
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Yo quisiera ser Paul Auster (ser y estar de un escritor cubano)
Cuando piensoes por razones que ni siquiera tienen que ver con los premios, la fama, el dinero.
Pedro Juan Gutiérrez: “soy un escritor de 100 metros”
¿Es posible hacer en Cuba, ahora y en este contexto caótico, una literatura que no sea política?
‘Bandidos’: la narrativa policiaca de Pedro Medina León
Un hombre que, en La Habana, ayudó al policía Mario Conde y que ahora, prefiere recorrer la parte sórdida del sueño americano.
El lujo de pasar la página
Somos muchos los que escribimos y muy pocos los que leen. Hay muchas palabras en el mundo y pocos ojos para leerlas.
No se lo perdonaré nunca a los políticos
Nada en Cuba o relacionado con Cuba puede existir sin un trasfondo o influencia político. Y eso es lo que los políticos han querido y logrado.
Los artistas que ama el régimen cubano
Personajes que, sin contarlo, han brindado su música y su arte para la cúpula del poder en bodas y cumpleaños.
Envidiar a Padura: un alejamiento
Padura dosifica la denuncia en sus libros, no solamente para verlos publicados en Cuba, sino para garantizarse la adhesión de unos lectores extranjeros a los que les disgustaría que su denuncia fuera a más. De hacerse incisivo, Pablo Iglesias y Lula da Silva dejarían de leerlo.
Leonardo Padura: “Tengo miedo, pero me atrevo”
En agosto de 2011, Leonardo Padura me recibió en su casa en Mantilla. Hablamos de la literatura de la Revolución, de la relación de los artistas y escritores con el poder y el Estado, de la viabilidad del socialismo y de las reformas que entonces emprendía Raúl Castro. De ese intercambio salió esta extensa entrevista.
Como polvo en el viento: Leonardo Padura y el dios Saturno
Desconocer es no dialogar, no entender, no mirarse ni verse en el otro, no ceder aunque no se tenga la razón. Como polvo en el viento, de Leonardo Padura, es una dolorosa molienda que no acaba cuando llegas al punto final. Porque tocará cerrar el libro y salir a la calle o conectarte a las redes sociales. Otra vez. Para constatarlo.