Más allá de todas y cada una de nuestras instantáneas, Fidel Castro fue nuestro único contemporáneo. Todavía lo buscamos de escena en escena y de diálogo en diálogo, sin darnos cuenta de que es a él a quien buscamos.
Etiqueta: Lunes de Post-Revolución
Habanoel
Sin patria, se sobrevive, porque una patria nunca es material. En cambio, sin tiempo no tenemos ni dónde poner el cuerpo. Más que la historia, el castrismo nos ha cauterizado la histología.
Novias de los setenta
Nunca hubo tanta felicidad en la nación más moderna del hemisferio occidental.
Miles de asesinados, sí.
Decenas de miles de encarcelados, sí.
Cientos de miles de exiliados, sí.
Ser el último de los Peter Pan
Nos queda apenas sentarnos en el piso y otra vez llorar, pensando en todas las vidas adultas que nos perdimos por culpa de nuestra recondenada niñez.
La poesía del patíbulo
En verdad os digo: todo es muy raro respecto a la Revolución Cubana. Sobre todo, cuando se mira en detalle cada detalle de su épica más realista.
Sobre la necesidad de una esclavitud cubana
En la foto de este lunes vemos al negro Esteban Montejo, sonriente y con medalla, junto al blanco Miguel Barnet. Por supuesto, nunca coincidieron en vida. La foto es falsa. Un montaje a lo Korda. A la cara, a lo descarado.
La dictadura del doble
Como en el final del cuento “El muñeco” de Virgilio Piñera (durante décadas censurado por Virgilio Piñera en Cuba), los cubanos aguardamos ahora estúpidamente ser despedazados por las manos de nuestra propia inocencia.
De las mujeres, por las mujeres, y para las mujeres
Los sobrevivientes a Fidel somos ahora sus bastardos.
El Korda de los Nikitas
Por este lunes de post-revolución, les dejo este testimonio gráfico de Korda, que viajó con su tan amado ‘top model’ de verde olivo (porque Fidel fue quien hizo fotógrafo al cheo publicista de Korda, eso que nadie lo dude).
Pow Wow, The Cuban Boy
El indio está solo en alma. Es un misionero de los ‘Creek Indians’ de Oklahoma. Un nombre que, en aquella Habana trans-capitalista del viernes 17 julio de 1959, seguro sonaba a algo así como un buen equipo de básquet.