Como los cubanos han perdido el paladar, no es de extrañar que el Ministerio de la Industria Alimentaria, con la total complicidad de las tiendas de distribución nacional, ponga a la venta cualquier cosa con el pintoresco nombre de “café” o “queso”.
Como los cubanos han perdido el paladar, no es de extrañar que el Ministerio de la Industria Alimentaria, con la total complicidad de las tiendas de distribución nacional, ponga a la venta cualquier cosa con el pintoresco nombre de “café” o “queso”.