La exposición La otra isla es un modo de exhibir estrategias discursivas que comparten un bien común: la figuración de un tatuaje que nos identifica como luchadores perennes, como gladiadores de un combate que no termina.
La exposición La otra isla es un modo de exhibir estrategias discursivas que comparten un bien común: la figuración de un tatuaje que nos identifica como luchadores perennes, como gladiadores de un combate que no termina.