Para quienes lo han intentado, las posibilidades de “diálogo” con las instituciones han estado ensombrecidas por episodios represivos.
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En tiempos de necropolítica: ¿dirigentes u operarios?
A los dirigentes cubanos, ¿ya empieza a importarles su futuro? ¿Ya están leyendo los testimonios que, desde hoy, los juzgan? ¿Empieza a importarles cómo serán vistos por las próximas generaciones? ¿La “continuidad” es más importante que la operatividad? Tienen la palabra.
La guerra de todo el pueblo
Para desmovilizar a los instrumentos de la violencia, es urgente abolir la estructura antagonista Amigo-Enemigo. Lxs artistas, intelectuales y periodistas que hoy enfrentan al poder en Cuba, desafían esa lógica porque manejan las herramientas semióticas para desarmarla, pero también porque cuentan con amplias redes de afecto.
Nadie escuchaba
Protestar en Cuba es privilegio de quienes lo hacen por las reducidas vías que el Estado pone a disposición de la ciudadanía (“dentro de la Revolución, todo”), y de quienes aceptan por unanimidad sus decretos (“contra la Revolución, nada”), aunque sean conscientes de que sus peticiones han sido ignoradas.
Gramática del repudio
Una amiga me contó su diálogo con el chofer de una guagua. Él decía que había que cuidarse de los terroristas que rompían cristales de las tiendas; ella le preguntó su opinión sobre las tiendas en MLC. Cuando mi amiga se bajó en su parada, el chofer le gritó: “Si no te gusta, vete pa’ San Isidro”.
Mercenarios mercenarios, todos somos mercenarios
A una señora que participó en un acto de repudio, yo le pregunté: “Fulanita, mija, ¿y por qué tú te prestaste para eso?”. Ella me respondió: “Porque la placa de mi casa está en candela y no tengo forma de resolver. Aparte, nos dieron merienda y tú sabes que yo tengo un niño. A mí no me importa nada, porque yo no le importo a nadie”.
Contra el Ego Nacional
Este gobierno ha sido la mejor fábrica de disidentes que ha tenido Cuba. Mejor que cualquier agencia de inteligencia extranjera. Este mes han sobrecumplido con creces su producción de inconformes, de gente harta y de indignados. El diálogo está en marcha. Ya nadie está pidiendo permiso ni esperando por nadie.
Notas para un 27 de noviembre
Si, como observa Edward W. Said, es necesario “hablarle claro al poder”, el 27N habló claro, aunque esa voz se pierda entre los alaridos institucionales y el burocratismo etimológico de la razón de Estado. Quién sabe si despierte al eco de la historia que habita en las buenas conciencias, donde el miedo no tiene cabida.
Presión ciudadana por un diálogo realmente democrático
Debemos hacernos inmune a la decepción. La democratización de un país es un proceso de resistencia, quien se canse primero, pierde. Hay que encontrar un lenguaje, o diversos lenguajes según la diversidad de pensamiento que está en juego, que sean fuertes y contundentes, pero que no puedan ser demonizados tan fácilmente.
Otros artistas del hambre
Publicación en Facebook, no recuerdo de quién: “Brigadas antimotines llegan en camiones, muchos policías con perros. Atentos, que el diálogo puede ser una trampa”. No se atreverían, vuelvo a pensar, aunque ya me equivoqué una vez. “¿Para qué será toda esa gente?” “¿Para qué tú crees?”