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Orlando furioso

¿Cómo se presenta un libro del mejor escritor vivo de Cuba? Y esto no lo digo yo, porque ya lo ha dicho él. No es fácil, aunque el que lo presente, es decir yo, sea el mejor crítico vivo —o muerto— de Cuba.

Orlando Luis Pardo Lazo

Uber Cuba 0130

Había nacido en 1953, el año del Cuartel Moncada. Yo, en 1971, el año del Caso Padilla. Poly, el de los cincuenta. Landy, el de los setenta. Dos dinosaurios caídos de un planeta perdido llamado país. El viaje era largo, como su historia. De punta a punta de nuestra mutua imaginación de isla.

Orlando Luis Pardo Lazo

Uber Cuba 0129

Cuando la nieve cae, el exilio no es verdad. Cuando la nieve cae, hay amor generalizado en mis ojos de cubano sin Cuba. Las lágrimas me nublan la vista con sus copos tibios. No estoy triste, sino exultante. Me da risa verme timoneando dentro de mi taxi-esquí. Feliz, efímero. Pensando en mí y en ti y en todos ustedes.

Orlando Luis Pardo Lazo

Desde el éxtasis de mi exilio exhausto

Mi madre ha comenzado a escribir y, como era predecible, en menos de una pandemia su obra es ya más voluminosa que la mía. Para colmo, quiere publicar en Cuba sin decir que es la madre de Orlando Luis Pardo Lazo, porque ella también me tiene miedo. De noche, a la luz del alma, entiendo que en dos o tres vidas anteriores yo fui José Martí.

Orlando Luis Pardo Lazo

Uber Cuba 0128

Puse el televisor para quedarme dormido. En la esquina castrista, Miss CNN. En la esquina conspiranoica, Mr Fox. Nada nuevo, nada del otro mundo. Paz y amor. Sin noticias de impacto. Lo dicho desde el inicio: el pasado miércoles 6 de enero fue un día muerto. Y enterrado.

Orlando Luis Pardo Lazo

Uber Cuba 0127

“Beth Harmon”. Cuando vi su nombre en la Uber App de mi móvil, el corazón se me fue a salir por la boca. Tragar en seco o, mejor, en mojado. Eso es lo de menos. Lo de más eran sus labios tintos en rojo revolución en la miniserie de Netflix de la que todo el mundo me hablaba en el taxi: The Queen’s Gambit.

Orlando Luis Pardo Lazo

Manifiesto para una generación ajena

Las ocupaciones pacíficas contra el poder no funcionan por unas horas, sino por días o semanas. Los debates con los poderosos no se hacen con las puertas clausuradas, sino en vivo en plena televisión pública nacional. Las agendas y el tiempo ahora los ponemos nosotros, no los usurpadores que llevan décadas comprando tiempo.