Como el príncipe Metternich, Chávez lamentaba haber nacido tan tarde. Pero ¿cuándo hubiese querido nacer? Quizá en 1918, como Nasser. O mejor, en 1926, como Castro.
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El hombre que amaba las cartas
Lo que hace grande a un humorista es enseñarnos a reírnos de lo que antes nos parecía asunto serio. O enseñarnos un nuevo modo de reírnos de cosas de las que ya nos reíamos. Pasa el tiempo y nos parece lo más natural del mundo reírnos de ciertos asuntos, mientras nuevas generaciones de humoristas buscan otros modos de burlarse de nuevos temas.