Pivoteo mi desesperación hacia otro lado. No puedo sentirme mal por no poder comprar un paquete de pechugas de pollo. Existen cosas más importantes. Cosas que le llenan a uno el espíritu. Voy a leer un poco a Ray Bradbury, me dije. Bradbury es mi amigo íntimo desde hace años, aunque he de confesar que llevamos rato sin hablarnos.