Me fui a Sakura, la exposición de Rocío García, porque necesitaba un lugar sin hedor. Que mis dadaístas ejercicios me salven este mes de marzo en el que todo huele y se siente tan mal: la censura, la homofobia, el espectáculo, la cárcel.
Me fui a Sakura, la exposición de Rocío García, porque necesitaba un lugar sin hedor. Que mis dadaístas ejercicios me salven este mes de marzo en el que todo huele y se siente tan mal: la censura, la homofobia, el espectáculo, la cárcel.