Accedimos a la deepweb desde una conexión Wi-Fi con cuenta VPN de pago, ubicado en Nueva Zelanda. Abrimos dos cuentas denominadas Paolo De Aguacate y Lesstúpida Cubana. Las linkeamos a cuentas personales de Twitter en ordenadores fuera de Cuba. Y de inmediato se nos abrieron las puertas al infierno. Somos los onlyone conviviendo con los morbosos de Internet.