Este pueblo, sus dirigentes y nosotros, hemos alcanzado un nivel de cinismo muy grande. Hoy, por ejemplo, no se podría hacer una película como Una novia para David. Una obra tan inocente, en el buen sentido. Esa belleza, ese amor desinteresado, ese poder-creer-en-algo, ya no existe. Ni para los que vivimos acá dentro ni para los que viven fuera.