Más de 6,2 millones de salvadoreños están llamados a las urnas hoy, 4 de febrero, para participar en unas elecciones históricas en las que, por primera vez en casi 80 años, el presidente en ejercicio se presenta a la reelección, suscitando debates a nivel nacional sobre las normas constitucionales.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha confirmado la disponibilidad de 1.595 centros de votación en todo el país, con urnas abiertas de 7:00 a.m. a 5:00 p.m. En un hecho sin precedentes, 5.473.305 ciudadanos están registrados para votar, incluidos los que están fuera del país a través de 81 centros de votación internacionales y un sistema de voto electrónico, introducido el 6 de enero de 2024, que permite la participación de 741.094 salvadoreños en el extranjero.
A pesar de los desafíos logísticos, el magistrado del TSE Noel Orellana confía en entregar los resultados preliminares antes de la medianoche, garantizando un proceso electoral transparente. La disposición del TSE ha sido reafirmada por Guillermo Wellman, otro magistrado, quien también destacó la reubicación de 57 centros de votación debido a reparaciones pendientes.
El centro de atención de estas elecciones es la polémica candidatura a la reelección del presidente Nayib Bukele. La candidatura, avalada por el TSE tras una sentencia del Tribunal Supremo de 2021, anula una antigua interpretación constitucional que impedía mandatos presidenciales consecutivos. La medida ha desatado debates nacionales e internacionales, suscitando críticas de entidades como el Departamento de Estado de EE.UU., que ha sancionado a los funcionarios implicados. Sin embargo, recientes declaraciones de funcionarios de EE.UU. sugieren que la cuestión de la reelección debe ser una decisión del pueblo salvadoreño.
Además, las elecciones suponen una revisión significativa del marco legislativo. El número de diputados de la Asamblea Legislativa se ha reducido de 84 a 60, y la asignación de escaños se basa ahora en el método D’Hondt en lugar del tradicional sistema Hare. Los críticos sostienen que estos cambios podrían marginar a los partidos más pequeños y beneficiar desproporcionadamente a la mayoría gobernante.
Los votantes también votan bajo el estado de excepción, en vigor desde marzo de 2022 tras un aumento de los homicidios. El régimen, que suspende ciertos derechos constitucionales, ha sido objeto de un amplio escrutinio, con informes de numerosas detenciones y violaciones de los derechos humanos.
Las acusaciones de irregularidades electorales han empañado el periodo previo a las elecciones. Las acusaciones incluyen intentos inconstitucionales de reelección, prácticas de campaña poco ortodoxas y presuntamente ilegales, y reformas legislativas precipitadas que afectan al número de escaños parlamentarios.
Mientras la nación vota a su presidente y 60 diputados legislativos, el TSE ha tomado medidas para agilizar el proceso, entre ellas la verificación electrónica de los centros de votación y el despliegue de importantes fuerzas de seguridad para garantizar una jornada electoral pacífica y ordenada.
Las elecciones de hoy no son sólo un acontecimiento político, sino un momento crucial para la democracia salvadoreña, que pone a prueba la resistencia de sus instituciones, la integridad de sus procesos electorales y la voluntad de su pueblo frente a desafíos constitucionales y políticos inéditos en el país.
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