Sergio Massa: el jefe económico argentino gana adeptos
El ministro de Economía argentino, Sergio Massa, parece estar a punto de lograr un gran avance político. A pesar de haber supervisado la crisis económica más grave de los últimos años, con una inflación cercana al 150%, Massa, de 51 años, se ha convertido sorprendentemente en uno de los principales candidatos a la presidencia.
Massa, hábil estratega político, obtuvo un inesperado primer puesto en la primera vuelta de las elecciones celebradas en octubre. Ahora está codo con codo con el libertario Javier Milei en la segunda vuelta, prevista para el domingo. Su aumento de popularidad era difícil de prever hace unos meses, cuando las perspectivas del gobierno parecían sombrías.
Abogado y peronista moderado, Massa pretende rejuvenecer el movimiento peronista en medio del caos económico. Su estrategia ha consistido en una ofensiva de seducción a gran escala, ganándose a los votantes con promesas de recortes fiscales y proponiendo un gobierno de unidad.
Malena Galmarini, presidenta de AySA y esposa de Massa, lo elogia como un “trabajador incansable” con un profundo conocimiento del Estado, y lo considera especialmente cualificado para conducir a Argentina hacia una nueva era.
A pesar de su creciente popularidad, Massa se enfrenta a importantes retos.
Alrededor del 40% de la población argentina vive en la pobreza. El país se enfrenta a un inestable acuerdo de 44 000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y a una inminente recesión. Como ministro de Economía desde el año pasado, Massa ha luchado por frenar las crecientes tasas de inflación, las más altas desde 1991. Sin embargo, subraya el legado peronista de salvaguardar las ayudas sociales y los subsidios, que mantienen bajos los costes de los servicios públicos y el transporte, al tiempo que advierte de que las políticas de Milei podrían exacerbar la subida de precios.
Este enfoque ayudó a Massa a superar las predicciones de los encuestadores durante la primera vuelta electoral de octubre, y puede que le apoye en la inminente segunda vuelta, a pesar de que Milei ha obtenido el respaldo de notables figuras conservadoras.
Graciela Roldán, una administrativa de 40 años de Buenos Aires, piensa votar a Massa, creyendo en su capacidad para defender los derechos de la clase media y de los ciudadanos.
Massa también ha logrado unificar la coalición peronista, que estaba al borde del colapso. Su apoyo se extiende a toda la coalición, aunque se ha distanciado estratégicamente del presidente Alberto Fernández, menos popular, y de la polémica ex dirigente Cristina Fernández de Kirchner, prometiendo a los votantes un enfoque nuevo.
Julio Burdman, del Observatorio Electoral, destaca la adaptabilidad de Massa, un rasgo que podría atraer a los votantes moderados. Sin embargo, algunos críticos le tachan de incoherente debido a sus anteriores cambios políticos, incluida una ruptura temporal con el peronismo para fundar su propio partido, al que regresó más tarde.
Santiago Cafiero, ministro de Asuntos Exteriores de Argentina, afirma que Massa ha aportado cohesión a la coalición de cara a las elecciones y que, de ser elegido, establecería su particular estilo de liderazgo.
Nacido de inmigrantes italianos y criado en un colegio católico de Buenos Aires, el periplo político de Massa comenzó joven. Fue elegido diputado provincial a los 27 años y desempeñó varios cargos importantes, entre ellos el de alcalde de Tigre, un suburbio crucial de Buenos Aires.
Las personas cercanas a Massa elogian su capacidad para crear consenso y destacan su disposición a dialogar tanto con aliados como con oponentes.
Su compañero de fórmula para la vicepresidencia, Agustín Rossi, admira la valentía de Massa al asumir el difícil papel de gestionar la economía, una cualidad muy valorada en el peronismo.
Sin embargo, la grave situación económica supone una amenaza tanto en las urnas como potencialmente durante su mandato si resulta elegido. Benjamin Gedan, director del Programa para América Latina del Wilson Center, advierte que incluso el encanto de Massa podría no ser suficiente para contrarrestar los efectos de la hiperinflación.
Javier Milei: El inconformista que sacude la carrera presidencial argentina
El economista Javier Milei destaca como una figura radical. Desde que anunció sus ambiciones políticas en 2020, Milei, un ex comentarista de televisión conocido por su pelo rebelde y su retórica encendida, se ha convertido rápidamente en uno de los principales aspirantes a la presidencia. Su enfoque, a menudo comparado con el de Donald Trump y Jair Bolsonaro, es a la vez agresivo y teatral, resonando en una población cansada por la crisis económica y la desilusión política.
El ascenso de Milei puede atribuirse a sus opiniones anarcocapitalistas y a su vehemente crítica de la élite política, a la que considera “ladrona”. Ganó notoriedad por romper una piñata del Banco Central en directo por televisión, simbolizando su desdén por la institución a la que culpa de la galopante inflación argentina. Este acto dramático refleja su compromiso más amplio de revisar radicalmente los sistemas político y económico de Argentina.
Su popularidad, sobre todo entre los más jóvenes, aumentó tras una sorprendente ventaja en las elecciones primarias. La candidatura de Milei ha trastocado un panorama político tradicionalmente dominado por dos partidos. Su mensaje es claro e inflexible: desmantelar el actual orden político, al que califica de parasitario y perjudicial para el progreso de Argentina.
Sus métodos de campaña poco ortodoxos incluyen blandir una motosierra en los actos, simbolizando su disposición a aplicar ajustes fiscales, y promover la dolarización con un billete gigante de 100 dólares con su propia imagen. Su condición de inconformista se ve acentuada por su poco convencional vida personal, que incluye la clonación de su difunto perro Conan por 50 000 dólares y la consideración de su hermana como posible “primera dama”.
A pesar de que sus detractores señalan su falta de experiencia política y sus declaraciones a menudo controvertidas, entre ellas críticas al Papa argentino Francisco y elogios a Margaret Thatcher, el mensaje de Milei ha calado hondo. Su ascenso es un síntoma de la profunda frustración con el statu quo en un país que se enfrenta a una grave situación económica, marcada por una inflación del 150%, el debilitamiento de la moneda y el aumento de la pobreza.
Mientras Argentina se prepara para una segunda vuelta electoral, Milei, respaldado por el principal bloque conservador del país, se dispone a desafiar al jefe de economía peronista, Sergio Massa.
Aunque muchos ven su posible presidencia con optimismo, existen dudas sobre la conveniencia de elegir a un líder que aboga por un cambio radical en un país que ya se enfrenta a la inestabilidad económica.
Milei, sin embargo, no se deja intimidar, asume su papel de disruptor y promete erradicar los privilegios de la clase política.
Su ascenso refleja una tendencia mundial más amplia de líderes populistas que aprovechan el descontento público, pero la pregunta sigue siendo: ¿está Argentina preparada para el cambio radical que promete Milei?