Cuba: ¿otro “estado vasallo” de Rusia?

Desde hace semanas en las redes sociales circula un documento sobre las aspiraciones de negocio de Rusia en Cuba y de los planes que ambos gobiernos han trazado para el desarrollo económico de la isla.

Las propuestas a muchos les han parecido factibles e, incluso, deseables.

¿Pero cuál sería el precio a pagar?

La periodista Valerie Hopkins publicó ayer en ‘The New York Times’ un artículo alarmante para los cubanos: “Bielorrusia se está convirtiendo rápidamente en un ‘Estado vasallo’ de Rusia”

El texto analiza la creciente influencia de Rusia sobre Bielorrusia, destacando la pérdida de soberanía y el creciente control ejercido por el Kremlin. El artículo menciona varios puntos clave:

1. Pérdida de soberanía: Según expertos militares y activistas prodemocráticos, permitir que Moscú estacione armas nucleares tácticas en Bielorrusia se considera un signo de la disminución de la soberanía del país y de su sumisión a la influencia de Rusia.

2. Cambio de lealtades: En la era posterior a la Guerra Fría, Bielorrusia mantuvo un delicado equilibrio entre Moscú y Occidente. Sin embargo, la situación cambió en 2014 tras la anexión rusa de Crimea, que hizo temer al presidente bielorruso Lukashenko que su país también pudiera ser absorbido por Rusia. Lukashenko buscó entonces estrechar lazos con Moscú para asegurarse apoyo económico y garantías de seguridad.

3. Bielorrusia como socio de la agresión rusa: Dado que Bielorrusia depende cada vez más de Rusia, Lukashenko se ha alineado con los intereses de Moscú. El país ha desempeñado un papel en la invasión rusa de Ucrania y ha sido acusado de complicidad en el desplazamiento forzoso de niños ucranianos de los territorios ocupados por Rusia.

4. Las armas nucleares y la seguridad de Bielorrusia: La decisión de Bielorrusia de permitir la presencia de armas nucleares rusas en su territorio se considera un movimiento estratégico del presidente Lukashenko para mantener su control del poder. Sin embargo, también supone una amenaza potencial para la seguridad de Bielorrusia y disminuye aún más el control de Lukashenko sobre el país.

5. Represión y oposición: El artículo destaca las tácticas represivas empleadas por el régimen de Lukashenko, con numerosos presos políticos y disidentes que se enfrentan a la cárcel y la persecución. Líderes de la oposición como Svetlana Tikhanovskaya y Pavel Latushka se esfuerzan por concienciar sobre los peligros del alineamiento de Bielorrusia con Rusia y las posibles consecuencias para el futuro del país.

6. Respuesta occidental y sanciones: Occidente, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea, ha impuesto sanciones a Bielorrusia tras la represión de las protestas prodemocráticas en 2020 y el aterrizaje forzoso de un avión comercial que transportaba a un bloguero disidente. Sin embargo, existe un enigma entre los líderes occidentales sobre cómo responder a la última escalada y equilibrar la necesidad de presión con posibles estrategias de salida para Lukashenko.

7. La polémica postura de Macron: Las declaraciones del presidente francés, Emmanuel Macron, calificando a Bielorrusia de “Estado vasallo” y sugiriendo la necesidad de una “estrategia de salida” para Lukashenko suscitaron las críticas de los disidentes bielorrusos, que lo consideraron un encubrimiento de las acciones de Lukashenko.

De manera global, el artículo subraya la erosión de la soberanía de Bielorrusia bajo la creciente influencia de Rusia, especialmente destacada por la decisión de permitir armas nucleares en su suelo.

Asimismo, arroja luz sobre las preocupaciones planteadas por los activistas prodemocráticos y los líderes de la oposición en relación con las implicaciones a largo plazo para el futuro de Bielorrusia y su relación con Occidente.

Y a los cubanos nos corresponde una pregunta: ¿este es el futuro que queremos para Cuba?

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