“Electricidad y comida” gritan los cubanos. El gobierno corta Internet para que no se sepa

Cientos de manifestantes salieron a las calles de Santiago de Cuba y Bayamo el domingo, protestando contra los prolongados cortes de electricidad y la crítica escasez de alimentos. Las protestas señalan el creciente descontento de la población cubana con la gestión estatal de la actual crisis económica y de infraestructuras.

En respuesta a las demandas de la población, el gobierno cubano restringió los servicios de Internet móvil en un esfuerzo por sofocar la propagación de la disidencia y evitar la coordinación de nuevas concentraciones. 

Según Kentik, una empresa de monitorización de redes con sede en San Francisco, se produjo una caída significativa del tráfico de Internet móvil de unas cinco horas de duración coincidiendo con el momento de las manifestaciones. En Cuba, donde el acceso a la banda ancha es limitado, los teléfonos móviles son una puerta de acceso crucial a las redes sociales y al mundo exterior, lo que hace que este apagón de Internet sea especialmente significativo.

Los vídeos difundidos en las redes sociales mostraban amplias manifestaciones en Santiago de Cuba, la segunda ciudad más grande de la isla, exigiendo a gritos “electricidad y comida”. Las protestas han puesto de relieve las medidas extremas a las que están recurriendo los residentes, como golpear cacerolas y gritar consignas contra el régimen, como expresión de su frustración por las penurias cotidianas a las que se enfrentan, incluidos los apagones que duran todo el día, el aumento de la inflación y la grave escasez de combustible y alimentos básicos.

Un vídeo en Santiago captó un tenso encuentro entre los manifestantes, en su mayoría mujeres, y el jefe local del Partido Comunista, que intentó dirigirse a la multitud desde la azotea de la sede del partido. La escena subraya el enfado y la desesperación palpables entre los ciudadanos, y una mujer refuta en voz alta los intentos del funcionario de tranquilizar a la multitud subrayando el carácter incesante de los apagones: “Es todos los días, las 24 horas del día”.

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha atribuido los disturbios al embargo de Estados Unidos y a los supuestos esfuerzos desestabilizadores de los cubanoamericanos. En declaraciones publicadas en las redes sociales, Díaz-Canel reconoció las quejas de la población en relación con el servicio eléctrico y la distribución de alimentos, afirmando que el gobierno se compromete a abordar estas cuestiones. Sin embargo, también acusó a los “terroristas con base en Estados Unidos” de intentar desestabilizar Cuba aprovechando las protestas, enmarcando la difícil situación del país como una consecuencia directa de las presiones externas destinadas a socavar la “isla de la libertad”.

Mientras tanto, la embajada de Estados Unidos en La Habana ha pedido al gobierno cubano que respete los derechos humanos de los manifestantes y satisfaga las necesidades legítimas de su pueblo. Esta situación se hace eco de las manifestaciones masivas de 2021, que fueron de las mayores de la historia reciente de Cuba, en las que los ciudadanos expresaron de forma similar su descontento con las políticas del gobierno, la falta de libertad y la grave situación económica, lo que llevó a la detención de aproximadamente 1.000 personas.

El hecho de que el presidente cubano atribuya la situación a una agresión estadounidense y la supuesta implicación de la inteligencia cubana en el reclutamiento de simpatizantes en Estados Unidos añaden complejidad a una situación ya de por sí tensa. Los informes sobre la detención de un antiguo embajador de Estados Unidos en Bolivia por colaborar con la inteligencia cubana sugieren un contexto más amplio de maniobras geopolíticas y espionaje que podría exacerbar aún más las tensiones entre ambas naciones.





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VI Premio de Periodismo “Editorial Hypermedia”

Por Hypermedia

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