Lo que AFP no cuenta sobre el hambre en Cuba

En una reciente cobertura de AFP (Agence France-Presse), titulada “Con poco que comprar, los cubanos en el extranjero envían comida a casa, no dinero”, el artículo destaca la creciente tendencia de los cubanos en el extranjero a enviar paquetes de ayuda a sus familias en casa debido a la grave escasez económica y de alimentos. Sin embargo, el artículo de AFP no aborda varios aspectos críticos que ofrecen una imagen más completa de la situación en Cuba.

En primer lugar, el artículo omite el hecho de que estos supermercados en línea están estrechamente relacionados con testaferros y estructuras del gobierno de Castro, responsable en gran medida de la actual crisis económica y alimentaria del país. El gobierno cubano, a través de sus políticas y su mala gestión económica, ha creado las condiciones que hacen necesaria la ayuda exterior.

Además, AFP no menciona que los precios de los productos vendidos por estos supermercados en línea están inflados hasta en un 1000%. Este sobreprecio exorbitante hace que los productos de primera necesidad sean aún más inaccesibles para el cubano medio, lo que agrava las dificultades de los que ya lo están pasando mal.

Los beneficiarios de estos supermercados en línea tampoco son representativos de toda la población. Sólo alrededor del 10% de los cubanos pueden permitirse recibir estos paquetes asistenciales, mientras que el 90% restante sigue pasando hambre y viviendo en la pobreza extrema. Esta disparidad pone de manifiesto la desigual distribución de los recursos y la brecha cada vez más profunda entre los que tienen conexiones en el extranjero y los que no.

Además, el tono del artículo de AFP se inclina más hacia un publirreportaje de estos supermercados en línea y sus estructuras mercantiles que hacia un reportaje crítico. Al no abordar los precios inflados y el papel del gobierno en la crisis, el artículo no ofrece una visión equilibrada y promueve inadvertidamente un sistema que se beneficia de la miseria de la mayoría de los cubanos.

Por ejemplo, el artículo cita a María Páez, una licenciada en matemáticas de 59 años, que expresa su alivio al recibir paquetes de alimentos de sus hijos en Miami. Aunque este relato destaca el beneficio inmediato para individuos como Páez, no aborda los problemas sistémicos más amplios que crean tales dependencias.

Luis Manuel Méndez, otro emigrante cubano mencionado en el artículo, describe el envío de alimentos, medicinas y material escolar a sus hijos en Cuba porque “las cosas en Cuba son muy caras” y “es mucho más factible comprarlas aquí y enviarlas”. Esta cita subraya la impracticabilidad económica dentro de Cuba, sin embargo AFP no profundiza en las razones detrás de estos altos costes, incluyendo las políticas gubernamentales y las sanciones que han llevado a tal inflación.

Además, Maribel Ruiz, que mantiene a su tía y a sus primos en Cuba, afirma: “El problema es que envías el dinero, pero no hay nada que comprar en las tiendas de allí”. Esta observación apunta a la grave escasez e ineficacia de la cadena de suministro en Cuba, de nuevo arraigada en la gestión gubernamental de la economía, que la AFP no examina.

Aunque el artículo de AFP arroja luz sobre el alivio inmediato proporcionado por los paquetes de asistencia enviados desde el extranjero, no aborda las causas subyacentes ni los importantes problemas que rodean a estos supermercados en línea. 

Un informe más exhaustivo examinaría críticamente el papel del gobierno en la creación de la crisis, la explotación de los precios de los bienes esenciales y la marcada desigualdad en el acceso a estos recursos. 





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