En una desafiante demostración de pasión por el automovilismo, cientos de personas se reunieron bajo un sol sofocante de 41°C el domingo 23 de julio para presenciar una emocionante carrera entre treinta automóviles y motocicletas en una antigua pista de aterrizaje cerca de La Habana, reporta AfricaNews.
Se trata de un cambio significativo con respecto a las seis décadas anteriores, durante las cuales las carreras de coches estuvieron oficialmente prohibidas en Cuba. La prohibición se debió a la preocupación de que este deporte fuera peligroso, elitista y fomentara un clima de indisciplina social y temeridad, en conflicto directo con los valores inculcados por la revolución cubana.
Sin embargo, a pesar de las dificultades económicas de la isla, agravadas por la escasez de combustible y el acceso limitado a piezas de repuesto, los aficionados al automovilismo han resistido. Su objetivo es sacar las carreras de las calles, donde han florecido encubiertamente durante años, y legitimarlas como deporte reconocido.
La innovadora carrera del domingo, que tuvo lugar en una antigua pista de aterrizaje de San Nicolás, a unos 60 kilómetros al sureste de La Habana, estaba plenamente autorizada. Los Amigos del Motor Club, responsables del evento, consiguieron todos los permisos necesarios. Como muestra del carácter popular del renacimiento de este floreciente deporte, el evento se promocionó principalmente a través del boca a boca y de Facebook.
La comunidad automovilística se ha animado con las reformas introducidas en 2010, que legalizaron la compraventa de vehículos y propiedades y allanaron el camino para la aparición de pequeñas y medianas empresas.
Los organizadores de la carrera son optimistas respecto al futuro. Confían en que los antiguos prejuicios contra su amado deporte sean pronto cosa del pasado. También aspiran a atraer patrocinadores, empresas o particulares de la fraternidad mundial del automovilismo para mejorar las condiciones de la pista y apoyar a los innumerables pilotos y mecánicos dedicados. Muchos de estos apasionados trabajan gratuitamente, movidos únicamente por el amor a la competición.
Con el ímpetu y el evidente entusiasmo de pilotos y espectadores, el futuro de las carreras de coches y motos en Cuba podría estar cerca de un nuevo amanecer.
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