CNN ha descubierto la misteriosa desaparición en la Casa Blanca, de una carpeta con valiosísima información sobre Rusia, proveniente de los servicios de Inteligencia. Esta carpeta, un importante dossier de 10 pulgadas de grosor, fue vista por última vez en los frenéticos últimos días de la presidencia de Donald Trump. Su desaparición, al tiempo que dispara las alarmas por la seguridad nacional, ha planteado serias dudas sobre el manejo de la información clasificada.
La historia de esta carpeta comienza en 2018, con los republicanos de la Cámara de Representantes, bajo el liderazgo del presidente Devin Nunes, compilando un informe clasificado. Este documento era una refutación de la evaluación de la comunidad de inteligencia de que el presidente ruso Vladimir Putin había orquestado esfuerzos para ayudar a Trump a ganar las elecciones de 2016. La información que contenía era tan sensible que sólo era accesible en la sede de la CIA, custodiada en una “caja fuerte dentro de una caja fuerte ultrasegura”.
En lo que se consideró un movimiento polémico, el presidente Trump ordenó llevar esta carpeta a la Casa Blanca. Su intención era clara: desclasificar numerosos documentos relacionados con la investigación del FBI sobre la participación de Rusia en las elecciones de 2016. Supervisada por el entonces jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, la carpeta fue meticulosamente examinada por ayudantes para extraer la información más sensible para su divulgación pública. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, los análisis sobre Rusia se mantuvieron entre la información más clasificada y potencialmente perjudicial que contenía la carpeta.
A medida que la administración Trump llegaba a su fin, el presidente Trump emitió una orden desclasificando la mayor parte del contenido. Esta decisión provocó una oleada de actividad, con múltiples copias redactadas preparadas para su distribución a congresistas republicanos y periodistas conservadores. Sin embargo, en medio de estas prisas de última hora, una versión no editada de la carpeta desapareció sin dejar rastro.
Cassidy Hutchinson, ex asesora de Mark Meadows, dio una pista en sus memorias y en su testimonio ante el Congreso y especuló con la posibilidad de que Meadows se hubiera llevado inadvertidamente a casa una copia sin editar de la carpeta. Sin embargo, el equipo jurídico de Meadows ha negado enérgicamente cualquier manipulación indebida de material clasificado.
La carpeta desaparecida, que no se encontraba entre los objetos clasificados hallados posteriormente en la propiedad de Trump en Mar-a-Lago, sigue en paradero desconocido. Su pérdida ha seguido suscitando preocupación tanto entre los funcionarios de Inteligencia como entre los legisladores. La posible exposición de fuentes y métodos utilizados en la recopilación de información sobre operativos rusos y sus actividades es particularmente preocupante.
En 2022, Trump designó a periodistas y ex funcionarios como sus representantes para obtener acceso a la versión desclasificada de la carpeta. El FBI, en respuesta a las solicitudes de la Ley de Libertad de Información, ha publicado varios cientos de páginas de documentos relacionados, pero muy redactados. Sin embargo, el destino de la carpeta original completa sigue rodeado de misterio.
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