Las legisladoras progresistas de Estados Unidos, las representantes Pramila Jayapal (D-Wash.) e Ilhan Omar (D-Minn.), han defendido firmemente su reciente viaje a La Habana, Cuba, a pesar de la intensa reacción de los críticos republicanos y de los miembros cubanoamericanos del Congreso. La visita, cuyo objetivo es fomentar el diálogo y restablecer los lazos entre Washington y La Habana, ha sido criticada como un compromiso injustificado con un régimen opresivo, mientras que las legisladoras insisten en que fue un paso necesario para la toma de decisiones informadas.
La semana pasada, Jayapal y Omar se reunieron en La Habana con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y con familiares de los encarcelados tras las protestas contra el gobierno. Aunque el viaje no se hizo público hasta esta semana a través de un reportaje del Miami Herald, inmediatamente suscitó duras críticas de los legisladores republicanos, en particular de los que representan a la comunidad cubanoamericana del sur de Florida. Los críticos acusaron a la pareja de no haber anunciado el viaje con antelación y cuestionaron la idoneidad de su compromiso con funcionarios cubanos.
En respuesta a las críticas, la congresista Ilhan Omar calificó la reacción de “hiperbólica y sin fundamento”, subrayando que los miembros del Congreso no necesitan permiso para emprender lo que consideran un trabajo necesario. La falta de divulgación pública previa del viaje se atribuyó a motivos de seguridad.
Sin embargo, la visita no sentó bien a los legisladores cubanoamericanos, como el representante Carlos Giménez (R-Fla.), quien expresó su ofensa por el compromiso con el gobierno de Cuba, que describió como “opresivo”. La representante María Elvira Salazar (republicana de Florida) mostró su decepción por no haber sido consultada antes del viaje, sugiriendo que podría haber aportado valiosas ideas.
A pesar de las controversias, Jayapal y Omar destacaron la naturaleza productiva de sus reuniones en Cuba, subrayando la importancia de un diálogo franco y honesto para abordar las preocupaciones mutuas y fomentar una relación más constructiva.
El telón de fondo de esta visita son los continuos problemas económicos de Cuba, agravados por las sanciones de Estados Unidos, la mala gestión económica y las consecuencias de las crisis en países aliados como Venezuela. Estas condiciones han provocado una escasez generalizada y las protestas contra el régimen comunista de julio de 2021, que se saldaro con miles de detenciones y un importante éxodo de cubanos a Estados Unidos.
La administración Biden, bajo la presión de los progresistas, ha dado pasos hacia un nuevo compromiso con Cuba, incluyendo el apoyo a los empresarios cubanos y la relajación de algunas restricciones de viaje. Sin embargo, la administración ha mantenido la mayoría de las sanciones de la era Trump y no ha eliminado a Cuba de la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, una designación que los progresistas han estado presionando para cambiar.
Los críticos del gobierno cubano, señalando el apoyo de La Habana a grupos como Hamás y Hezbolá y su intercambio de inteligencia con adversarios de Estados Unidos, se oponen a los esfuerzos para eliminar a Cuba de la lista de terrorismo. El representante Mario Díaz-Balart (republicano de Florida) destacó la oposición simbólica del gobierno cubano a los valores estadounidenses.
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