Muchos antiguos ciudadanos estadounidenses, a menudo denominados “estadounidenses accidentales”, han presentado una demanda colectiva solicitando el reembolso de las elevadas tasas que pagaron anteriormente para renunciar a su ciudadanía estadounidense. Esta medida se produce tras el reciente anuncio del Departamento de Estado de EE.UU. de reducir la tasa de renuncia de 2350 dólares a 450 dólares, volviendo a la tasa anterior a 2014.
Antecedentes
Los “estadounidenses accidentales” son personas que, a pesar de tener la nacionalidad estadounidense, ni residen en Estados Unidos ni mantienen vínculos significativos con el país. Sin embargo, siguen estando sujetos a las leyes fiscales de EE.UU. debido al sistema fiscal único del país basado en la ciudadanía. Este sistema impone obligaciones fiscales a los ciudadanos estadounidenses con independencia de su lugar de residencia o trabajo.
El asunto
El Departamento de Estado de Estados Unidos introdujo inicialmente una tasa por renunciar a la ciudadanía en 2010 y posteriormente la aumentó en 2014 de 450 a 2350 dólares. Este aumento se atribuyó a un aumento de las solicitudes de renuncia, lo que requería recursos adicionales. Sin embargo, esta elevada tasa ha sido un punto de discordia, especialmente entre aquellos que sienten poca conexión con Estados Unidos y se enfrentan a cargas financieras y administrativas debido a su condición de ciudadanos.
La demanda
La principal demandante, Rachel Heller, residente en los Países Bajos, pagó 2350 dólares por renunciar a su nacionalidad, casi el equivalente a su salario mensual. La demanda, organizada por la Asociación de Americanos Accidentales, pretende obtener el reembolso de las personas que, como Heller, pagaron la tasa más alta antes de la reciente reducción. La Asociación también aboga por cambios en el sistema fiscal estadounidense.
Historias personales
Muchos expatriados describen el proceso de renunciar a la ciudadanía estadounidense como emocional y financieramente agotador. Rachel Heller, por ejemplo, recuerda su última visita a la embajada estadounidense como una experiencia angustiosa, parecida a un divorcio. Otros expatriados, como Esther Jenke, se enfrentaron a problemas bancarios y de inversión debido a su condición de estadounidenses, lo que los llevó a renunciar a su ciudadanía.
Impacto más amplio
La Ley de Cumplimiento Fiscal de Cuentas Extranjeras (FATCA, por sus siglas en inglés), promulgada en 2010 para combatir la evasión fiscal, ha afectado inadvertidamente a muchos estadounidenses accidentales. La ley exige a los bancos extranjeros que informen sobre las cuentas de ciudadanos estadounidenses, lo que supone dificultades bancarias para muchos. Además, la complejidad de las leyes fiscales estadounidenses y el riesgo de fuertes sanciones por errores han agravado aún más los retos para los ciudadanos estadounidenses que viven en el extranjero.
Situación actual
El Departamento de Estado aún no se ha pronunciado sobre la demanda. La reciente reducción de tasas se ajusta a los costes de otros servicios prestados en el extranjero, pero no aborda los problemas subyacentes que llevan a las personas a renunciar a su ciudadanía.