El emblemático restaurante familiar cubano Rincón Criollo, situado en Corona, Queens, cerrará sus puertas el 31 de agosto. El restaurante, que lleva en la escena gastronómica de la Gran Manzana desde 1976, se ha convertido en un clásico culinario del Junction Boulevard, seduciendo a los neoyorquinos con sus auténticos sabores cubanos.
Fundado originalmente por los hermanos Jesús René y Rodobaldo Acosta, este célebre establecimiento se ganó en su día el elogio de ser “el mejor restaurante cubano de la ciudad”. Casi cuatro décadas después, el testigo pasó a Esther y Rudy Acosta, sobrinos nietos de los hermanos fundadores. Tomaron las riendas en 2011, infundiendo su propio estilo y manteniendo la tradición del restaurante.
Sin embargo, los retos planteados por la pandemia del COVID-19 pusieron a prueba el ya competitivo panorama de la restauración neoyorquina. En una sincera entrevista con The City a principios de este mes, Esther y Rudy arrojaron luz sobre su lucha: “Nunca nos recuperamos del todo de la COVID”. Debido a las restricciones impuestas por la pandemia, el establecimiento, que había sido principalmente un restaurante de comida para tomar en el lugar, se vio limitado a ofrecer comida para llevar. Su esfuerzo por adaptarse a las comidas al aire libre se tradujo en la instalación de una única mesa. Los Acosta explicaron además que la inminente subida del alquiler a finales de año contribuyó a su decisión de cerrar.
Pero no todo está perdido para los aficionados al Rincón Criollo. La familia Acosta, que ya había expandido su viaje culinario con la apertura de un segundo restaurante en Long Island en 2015, ahora alberga esperanzas de lanzar otro local allí.
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