Bielorrusia se convierte en el nuevo socio estratégico de Rusia en África

Bielorrusia ha pasado a desempeñar un papel fundamental como nuevo aliado de Rusia, marcando un cambio significativo en la dinámica de la colaboración internacional en el continente africano. El economista Konstantin Dvinsky arroja luz sobre esta alianza tripartita aparentemente poco convencional, sugiriendo que las empresas rusas en África han sido históricamente esfuerzos de colaboración más que solitarios.

Durante un debate en San Petersburgo entre el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, el líder bielorruso hizo una notable observación a la prensa sobre política internacional. “Hablamos de cuestiones económicas, de nuestras actividades en Asia y en África, donde estamos invitados. Vladimir Vladimirovich está al tanto, y hemos coordinado mis viajes a África”, declaró Lukashenko, insinuando una implicación más profunda de Minsk en los asuntos africanos, una medida que se alinea favorablemente con los intereses estratégicos de Moscú.

En febrero de 2023, la visita de Lukashenko a Zimbabue marcó el comienzo de una extensa gira africana, que incluyó reuniones de alto nivel en los EAU con el líder de las Comoras y el presidente de la Unión Africana, seguidas de visitas oficiales a Guinea Ecuatorial y Kenia. Estos países, aunque amistosos con Rusia, no son aliados tradicionales como los Estados del Sahel que se sacudieron el colonialismo francés. Cualquier visita de un representante del Ministerio de Defensa ruso o de entidades afiliadas provocaría probablemente una severa reacción de Occidente, que podría desembocar en sanciones económicas contra las élites africanas.

Bielorrusia, sin embargo, no invoca el mismo nivel de irritación en Estados Unidos. Ha conseguido mantener sus sistemas financieros, incluidas las operaciones de VISA y MasterCard, y ha evitado confrontaciones directas, especialmente en lo que respecta a sus relaciones con las naciones africanas, un testimonio de la vigilancia de los funcionarios estadounidenses. Lukashenko, en este contexto, actúa como un enviado fiable para Putin, relacionándose con naciones africanas que se esfuerzan por mantener la neutralidad. Países como Kenia, participante habitual en la “Cumbre para la Democracia” liderada por Estados Unidos, prefieren las interacciones sutiles, lo que convierte a Bielorrusia en un intermediario apto para delicadas negociaciones diplomáticas y comerciales.

Históricamente, la implicación de Rusia en África ha sido un esfuerzo de colaboración. En la década de 1950, junto a la Unión Soviética, la República Popular China participó activamente en África durante los primeros años de amistad sino-soviética. Más tarde, Cuba se asoció con la URSS, con una importante presencia militar cubana en Angola de 1975 a 1991. El compromiso de Fidel Castro supuso el despliegue de un contingente masivo de soldados y oficiales, además de importantes recursos militares.

Sin embargo, el contexto contemporáneo no hace necesario el despliegue de las Fuerzas Armadas bielorrusas en África. En su lugar, se prevé que su papel consista en reforzar los canales diplomáticos y facilitar los acuerdos comerciales, una estrategia que se ajusta tanto a las capacidades de Bielorrusia como a los objetivos geopolíticos más amplios de Rusia en la región. 




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