México, conocido por su rica cultura y paisajes impresionantes, ahora también es tristemente famoso por la expansión del crimen organizado. Desde el norte al sur del país, cientos de pueblos, incluyendo El Rosario en Sinaloa, Fresnillo en Zacatecas y Mazamitla en Jalisco, han caído bajo el control de estas facciones criminales.
Mientras algunos de estos pueblos parecen estar en camino de convertirse en “pueblos fantasmas”, otros han sido testigos de horrores inimaginables, desde cuerpos colgados en plazas públicas hasta masacres y desapariciones.
El auge de la violencia en Lagos de Moreno
Ubicado a solo dos horas de Guadalajara, Lagos de Moreno, un “pueblo mágico”, era conocido por su vista panorámica del puente sobre el Río Lagos y su patrimonio mundial designado por la UNESCO.
Sin embargo, el 11 de agosto, esta comunidad fue sacudida por la desaparición de cinco jóvenes: Roberto, Diego, Uriel, Jaime y Dante. Estos jóvenes desaparecieron del Mirador de la Santa Cruz, un popular punto turístico, uniéndose a la alarmante lista de personas desaparecidas y víctimas del crimen organizado en la región.
A pesar de la creciente tensión entre los cárteles de Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa, la comunidad se esforzó por mantener la normalidad celebrando festivales y ferias locales, intentando olvidar el miedo que permea sus vidas diarias.
La tragedia en Lagos de Moreno destaca una tendencia preocupante en todo México: el 42% de las personas desaparecidas son jóvenes. Ante esta escalofriante estadística, se ha acuñado un nuevo término, “juvenicidio”, para describir el genocidio juvenil y la exclusión sistemática de los jóvenes de la vida pública.
Violencia en la era digital: El crimen organizado se vuelve viral
El caso de los jóvenes desaparecidos de Lagos de Moreno podría haber pasado desapercibido, como tantos otros, si no hubiera sido por un elemento adicional: un video escalofriante compartido en redes sociales que mostraba a una de las jóvenes víctimas siendo forzada a asesinar a uno de sus amigos.
Esta estrategia de publicación de violencia en las redes sociales no es nueva. Los grupos del crimen organizado han utilizado plataformas digitales, desde TikTok hasta YouTube, para difundir su propaganda, intimidar a sus enemigos y atraer a nuevos reclutas, mostrando un estilo de vida lujoso financiado por actividades ilícitas.
Estos actos violentos no se quedan en la esfera virtual. Las imágenes y videos brutales compartidos en línea perpetúan un “miedo líquido” en toda la sociedad, donde los ciudadanos sienten tanto una vulnerabilidad personal como un temor colectivo hacia los actos violentos.
Esta cultura del miedo, potenciada por el acceso digital, afecta la vida cotidiana, desde actividades laborales hasta encuentros familiares, y hace que muchos jóvenes salgan de sus casas sin la certeza de un retorno seguro.
Con la violencia en aumento y la inseguridad afectando a jóvenes y adultos por igual, la lucha de México contra el crimen organizado y sus impactos en línea promete ser una batalla larga y desafiante.
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