La célebre Villa Paula, antaño el corazón del consulado cubano de Miami, ha pasado de ser una joya histórica a convertirse en un animado lugar de celebración de eventos.
La villa, construida en la década de 1920, acaba de estrenar nueva página web y hace una semana celebró su primera noche industrial. En ella se presentaron varios proveedores del sector de la hostelería y los eventos, lo que indica la nueva orientación de la villa.
La emblemática estructura fue erigida inicialmente como consulado por el gobierno cubano hacia 1926 y recibió el nombre de Paula Milord, esposa del cónsul cubano Domingo J. Milord. Con un lujoso estilo de villa cubana, el edificio presenta techos altos, resplandecientes lámparas de araña, altas ventanas de cedro, azulejos cubanos ornamentados y estatuas clásicas.
Los profundos lazos entre Miami y Cuba son evidentes en la historia de la villa. Domingo Milord, nombrado cónsul en 1919, había llegado a Estados Unidos a los cuatro años. Siguió los pasos de su padre, que era fabricante de puros, y también se aventuró en el negocio.
Una de las facetas únicas de la villa es su construcción. Diseñada por el arquitecto habanero C. Freira, la totalidad de los materiales procedían de Cuba. Además, fueron los artesanos cubanos quienes dieron vida a esta visión, reflejando las opciones arquitectónicas populares de Cuba en aquella época.
Villa Paula es un testimonio de las primeras conexiones de Miami con Cuba y América Latina, y un indicio de su evolución hasta convertirse en un centro internacional.
En 1930, debido a los disturbios políticos en Cuba, que provocaron un declive económico, se cerró el consulado. Poco después, Domingo y Paula abandonaron la villa. El prematuro fallecimiento de Paula en 1932 dio lugar a especulaciones de que había sido enterrada en el jardín de la villa. Sin embargo, esta afirmación fue desmentida por una investigación del Miami New Times en 2019.
Después, Villa Paula sufrió múltiples cambios de propiedad. En la década de 1970, el edificio quedó abandonado. Sin embargo, a finales de los 70 fue adquirido por Clif Ensor, quien rejuveneció la villa y saltó a los titulares con afirmaciones de que el edificio estaba embrujado. Estas afirmaciones catapultaron a la villa al centro de atención de los medios de comunicación, una atención de la que goza hasta la fecha.
Reconociendo su importancia, la ciudad de Miami declaró Villa Paula monumento histórico en 1983. La designación se amplió en 1987 para abarcar el interior y un terreno adyacente.
Contrariamente a la creencia popular, Villa Paula no fue el primer consulado cubano de Miami. Los registros del Miami News afirman que el primer consulado cubano abrió sus puertas en 1909.
En la actualidad, Villa Paula simboliza la profunda influencia y presencia de la comunidad cubana en el sur de Florida. Aunque a menudo es noticia por sus rumoreadas conexiones sobrenaturales, su arraigada historia no puede ser eclipsada. En la actualidad, la villa funciona como galería de arte privada, fusionando su esencia histórica con la cultura contemporánea.
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